Sobre el derecho a la vivienda
Abdel no ha podido evitar que su casa, situada en la zona de la Cañada Real Galiana que linda con Rivas-Vaciamadrid, haya sido reducida a la nada este mediodía por orden del Ayuntamiento de Madrid. Abdel, su mujer y sus dos hijos pequeños han sido expulsados por atreverse a vivir de forma ilegal "en una vía pecuaria de uso y dominio público". Y no serán realojados porque el Consistorio no considera que su chabola de ladrillo sea una vivienda.
Este desalojo en el gigantesco poblado de la Cañada Real Galiana, situado a lo largo de 15 kilómetros a la salida de Madrid por la carretera de Valencia y habitado por 30.000 personas, en su mayoría marroquíes y rumanos, repartidos en 2.000 edificaciones, todas ellas ilegales, ha desembocado en una batalla campal entre la Policía y un centenar de vecinos, que han lanzado piedras y otros objetos contundentes como bombonas de butano contra los agentes que participaban en la operación.
(...) Javier Baeza, párroco de la Iglesia San Carlos Borromeo, no tiene ninguna duda de que las casas son ilegales, pero "lo son desde hace 15 años". Estamos hablando, además, "de 15 kilómetros de ilegalidad". A pesar de admitir la mayor, reclama al Ayuntamiento una solución para esas familias, ya que no puede "dejarles en la calle". Baeza denuncia además "un componente discriminatorio": no entiende por qué se ha empezado "por meterle mano a las casas de los rumanos y marroquíes sin papeles y no se tocan los megachalés ilegales que hay en la zona de Rivas-Vaciamadrid ni tampoco las empresas de Valdemingómez".
El párroco ha explicado que, en la vista, la abogada del Ayuntamiento ha argumentado que se quiere expulsar a las familias porque "es una zona con vistas a urbanizarse". Baeza subraya la incongruencia de echar a los chabolistas precisamente porque habitan "una cañada real que no es urbanizable". El segundo argumento de la Administración es que "no puede consentir que vivan en condiciones infrahumanas, sin luz, ni agua corriente ni instalaciones sanitarias. "¿Es que es más salubre tener como techo el cielo?", se pregunta Baeza, que subraya el hecho de que en ningún caso se les ofrece una vivienda.
Alegación: Esta actuación es exactamente lo contrario de lo que reclama el derecho, la justicia y la razón. Si la administración no tiene argumentos decisivos para desalojar (y casi nunca en urbanismo hay argumentos decisivos), su obligación es la de llevar ciudad adonde vive la gente.
Fuente: El texto anterior es un fragmento de la crónica publicada por D. Borasteros, F. J. Barroso y V. Torres en el diario El País el 18 de octubre de 2007, con este título: “Desalojo a pedradas en la Cañada Real”.
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