Sobre el derecho al bienestar social y los equipamientos
"El diario De Volkstrant publicó esta semana la historia de un colegio público en el barrio de Oostelijk Havengebied, en Amsterdam, en el que, de hecho, se habían habilitado dos entradas. Una por la que llegaban los blancos y otra por la que entraban los demás, parte de un conglomerado de razas y mestizajes. Una vez conocido el caso, lo más relevante es que no sucedió nada.
Naturalmente, no se trata de una decisión deliberada, sino una consecuencia de la situación en la que se encuentran los distintos grupos étnicos en Holanda. El colegio en cuestión se quedaba sin alumnos, precisamente porque la mayoría pertenecían a familias de emigrantes y los padres holandeses se resistían a enviar a sus hijos creyendo que la calidad de la educación sería inferior. Hasta el punto de que en las aulas sólo quedaron niños extraeuropeos y medio colegio estaba vacío. Al mismo tiempo, la conocida organización «Montessori» quería fundar un colegio y alquiló una planta en las instalaciones que sobraban al centro público. Pero para que los padres aceptasen llevar a sus hijos, exigieron una entrada separada que evitase el contacto con el «otro» colegio.
Robin Gerrits, el periodista que descubrió esta situación se resiste a llamarlo racismo, porque dice que se trata en realidad «de una consecuencia de la evolución de la población» en este barrio de la ciudad. Los responsables de los dos colegios reconocen abiertamente que primero los padres blancos habían abandonado el colegio por pensar que la presencia de los emigrantes hacía disminuir la calidad de la enseñanza y que después también las familias blancas han impuesto que el nuevo colegio se mantenga separado. ¿Pueden los hijos de una familia emigrante acceder al nuevo colegio? La respuesta es que teóricamente sí, pero en la práctica, el precio y las condiciones específicas (y no solo académicas) que marcan las reglas del colegio lo pueden hacer muy complicado."
Alegación: Si ha de quedar vacío un edificio, que quede. Si vacante un solar, que siga yermo y desnudo. Pero hay que prever equipamientos públicos para todos, y no sólo para quienes no quieren (o generalmente no pueden) acceder a uno privado. Al redactar el planeamiento, es preciso desechar la posible complementariedad entre colegios u hospitales públicos y privados, pues finalmente esa técnica acaba colaborando en la deriva de los primeros.
Fuente: Noticia publicada en el diario ABC el 21 de enero de 2006.
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