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La piel marrón de Bafoussam

Esta imagen es de la ciudad es Bafoussam, centro de la provincia occidental de Camerún donde se cultiva, principalmente, café, tabaco y té. Cuenta con más de 240.000 habitantes. De ella nos ha llamado la atención el intenso color de su terreno base, de la materia misma que conforma la mayor parte de sus calles, aún sin cubrir por las capas de la urbanización estándar. La totalidad es aún más llamativa. En esta foto aérea se aprecia el aspecto general del conjunto urbano asentado sobre la piel marrón de la tierra. Impresiona. Y la acompañamos de la música del malí Ballaké Sissoko.

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Una imagen, decimos, singular, extraña, que difícilmente puede entenderse como ventaja alguna. Ni siquiera como valor estético o fuente de identidad urbana. ¿Alguien la reclamaría si se perdiese? Pero, hasta que de una forma u otra acabe desapareciendo, llegue la muda o el vestido, queremos verla como signo de un cuerpo vivo en movimiento. O quizá dormido después del movimiento, tras el galope y la fatiga de la noche. (¿No fue Neruda quien escribió: “Debe correr durmiendo por caminos de piel”?). A veces hemos jugado con la metáfora de la ciudad como un caballo. Pues bien: de hacerlo ahora, una vez más, estas calles serían, necesariamente, la capa de un caballo zaino después de la carrera: húmedas, olorosas y atrayentes.