Apuntes de la mesa redonda que siguió a la conferencia titulada "León en escorzo", el 27 de noviembre de 2007.
Los participantes en la mesa redonda moderada por Sandra Franco (alumna de 5º curso de Arquitectura), Rafael Santamaría de las Cuevas (presidente del Colegio de Arquitectos de León), Óscar García Luna (miembro de la Mesa de Seguimiento del Plan General de León, y experto en urbanismo), y Lorenzo López Trigal (catedrático de Geografía de la Universidad de León) estuvieron de acuerdo: no hay una idea mínima de cómo se quiere que sea León en el futuro, de cómo debería evolucionar.
Rafael Santamaría (RS). Soy el Presidente de la Delegación de León del Colegio de Arquitectos, aunque por poco tiempo ya. Llevo en cargos dedicados al colectivo profesional 16 años, lo que me ha permitido conocer el urbanismo en León. Tengo que decir que si a mí me gusta el urbanismo es gracias a dos personas que están aquí sentadas; una es Lorenzo, con sus sustanciosas charlas en el Colegio de Arquitectos. La otra es Óscar, con el que he colaborado en algunos planes generales y de desarrollo. Me ha enseñado lo que de verdad es el urbanismo. Ha conseguido que a mí, y a muchísimos arquitectos de León, nos gustara el urbanismo.
Dicho esto, querría hacer una pequeña introducción de lo que hemos oído a Lorenzo, con el que participo en un 99% de lo que ha dicho. A mí en la Escuela me enseñaron que en el urbanismo había que volar muy alto. Luego empezaríamos a bajar para saber lo que ocurría en nuestro territorio. Ése es para mí el gran defecto que tiene el planeamiento de León. Ha hecho sus planes olvidándose de todo lo que le rodea. No hemos tenido unas Directrices de Ordenación del Territorio. Hemos tenido dos planes generales bien enfocados, y otros dos que sólo han hecho una labor de costura, olvidándose de tener un modelo de ciudad, y diseñando trozos de ciudad, sin pensar en lo que había ni a la derecha, ni a la izquierda, ni por delante, ni por detrás, ni al Norte, ni al Sur, ni al Este, ni al Oeste.
Óscar García Luna (OGL). El problema fundamental de la ciudad de León es su territorio mismo. Depende de los municipios de alrededor y jamás se ha establecido una coordinación, ni urbanística, ni siquiera administrativa, mínima. Yo participé en el Plan General de San Andrés de Rabanedo, que tiene ahora 20.000 habitantes y forma un continuo urbano con la ciudad de León, con la que siempre, por vicisitudes políticas, ha estado enfrentada. Nunca ha habido forma humana de coordinar sus planeamientos. Las infraestructuras de León pasan en gran parte por San Andrés, y también por Villaquilambre.
Pero León también tiene un problema de funcionamiento. Ha crecido con la típica segregación Norte-Sur. En el norte, sobre el Ensanche histórico, se ha creado una ciudad mucho más culta y equipada; una ciudad mucho más burguesa. Al sur se ha situado la ciudad trabajadora y todas las infraestructuras -las pocas que tiene León- productivas. Eso da origen a un continuo movimiento Norte-Sur y Este-Oeste, que se ha agravado al peatonalizar el centro histórico. Hay rondas, tanto por el sur como por el este. Por el norte ya Lorenzo decía que falta, y también por el oeste. La ronda exterior, que sería exclusivamente de tránsito interregional, está funcionando también como elemento de tránsito interior para unir los distintos barrios. Esta dualidad de funcionamiento de las grandes infraestructuras viarias y la zonificación clarísima que presenta la ciudad en dos zonas, con esos movimientos diagonales, son dos problemas fundamentales.
Pero hay un tercero. El ferrocarril se construyó paralelo al río Bernesga, y se constituyó como una barrera que ha imposibilitado que los barrios del oeste hayan crecido coordinados con el resto de la ciudad. El ferrocarril llegó a la ciudad arrimándose al río y luego hace un arco con un by-pass, una “Y”, que nos lleva finalmente a una segunda barrera, paralela a la anterior, dejando una gran bolsa en el oeste. Pues bien, el error fundamental del actual plan general es que se ha olvidado completamente de la aparición de una nueva centralidad urbana originada por el AVE, y por la gran operación de la Azucarera, muy próxima a la estación, donde se va a hacer un gran Palacio de Congresos y Exposiciones, con proyecto de Dominique Perrault. Una gran operación de centralidad urbana extraordinariamente ligada al centro (son cinco minutos caminando), que va a originar un nuevo desarrollo de la ciudad hacia el oeste, y que como digo ha olvidado el plan general.
Se ha planteado un soterramiento del ferrocarril de sólo 800 metros, para librar el paso a nivel de El Crucero. Después, a base de presión ciudadana y una iniciativa que me he tomado muy a pecho, hemos conseguido que se soterre algo más hacia el norte, precisamente para conseguir que San Andrés se module con el resto de la ciudad. San Andrés tiene unos déficits de comunicación y contacto con la ciudad terribles, que la operación del AVE podría resolver. Pero ni siquiera en el concurso de ideas que se convocó (salvo en alguna propuesta aislada), se previeron las interacciones que va a tener esa nueva centralidad, que permitirá equilibrar la gran bolsa de infraestructuras y equipamientos que hay en el este de León (con la Universidad, hospitales, etc.), con un gran centro de servicios, congresos y exposiciones, hoteles, oficinas, etc. Se olvidan completamente del resto de la ciudad y se desarrolla exclusivamente el ámbito de lo que era el Plan Especial. Hasta tal punto es el despropósito, que el concurso lo gana no una buena propuesta de desarrollo urbanístico, sino un gran edificio-puente-estación, una solución edificatoria.
El problema del soterramiento en León era, sobre todo, un problema de pendientes y de distancias. Para conseguir que los mercancías (los trenes que necesitan menor pendiente y mayor distancia en el soterramiento) no pasen por la ciudad, se está haciendo una “Y” para comunicar los dos ramales y sacarlos fuera, pero olvidándose de la gran centralidad que se va a formar en el oeste: vamos a tener una nueva barrera medio kilómetro más hacia el oeste, que va a condicionar el crecimiento de la ciudad y la comunicación con San Andrés. Mucho me temo que, como los plazos van pasando, nos encontremos dentro de unos años con una barrera ferroviaria muchísimo más impermeable que la de hoy, porque la alta velocidad crea espacios completamente estancos, y donde las distancias de servidumbre para la edificación son muchísimo más importantes que las del ferrocarril convencional.
Lo fundamental de la ciudad, esa falta de diálogo con los territorios adyacentes, y el problema del León Oeste, son cuestiones que de momento no tienen solución, y que condicionan fuertemente el crecimiento. El plan general es, sobre todo, de “zoning”, de calificación. El crecimiento de la población (calculada aproximadamente para el doble de la actual), no se ha reflejado en ningún tipo de infraestructuras, ni de nuevas centralidades, que pudieran compensar de alguna forma los desequilibrios evidentes que hay entre el Norte y el Sur.
RS. Lorenzo hablaba antes de cómo había una clara intención de ir rellenando todos los bordes de la ciudad, sin atender a un crecimiento más ordenado, digamos un tipo de ciudad radio-céntrica, que podía ser el modelo de León. Vemos suelos “urbanos no consolidados” por detrás de los suelos urbanizables. O una empresa farmacéutica a la que las directivas europeas obliga a situarse a unas distancias de las zonas residenciales. Pues curiosamente no sólo está donde está, sino que junto a ella hay una nueva factoría, y seguramente se haga alguna más, al lado de un suelo urbanizable residencial. Son ejemplos de la falta de orden, de la falta de ver la ciudad. ¿Por qué una ronda como la de León, de pronto tiene que subir hacia el Portillo y hacer una especie de espiral? ¿Por qué en el norte se encuentra con la urbanización “Los Rosales” y ahí desaparece? Hay muchísimos intereses en estos temas del urbanismo y, en concreto, en la ciudad de León. Y se ven, se transmiten clarísimamente en el planeamiento general.
Lorenzo López Trigal (LLT). El plan general se aprobó en 2004. En esta legislatura no va seguramente nadie a hacer una revisión, pero en la próxima legislatura, si las Directrices Territoriales se aprueban a lo largo de ésta, sí sería necesario, oportuno, no sólo en León, sino en los municipios limítrofes, aprovechar para hacer una revisión a fondo. Es importante la articulación con los municipios limítrofes. Pero también la coordinación intraurbana. Hoy mismo, desplazarse al sur de la ciudad es complicadísimo. Pero ya el colmo son los desplazamientos este-oeste, especialmente si tenemos que trasladarnos más allá del casco de la ciudad. Y la industria está ubicada en el sur y en el oeste. La ciudad solamente tiene la mitad de los habitantes que Valladolid, pero creo que tiene iguales o mayores problemas de movilidad.
Manuel Saravia (MS). Los tres habéis hablado de problemas de coordinación con los municipios limítrofes. Antes comentó Lorenzo que era la tercera ocasión en que salían a contratación las Directrices. ¿Qué ha pasado?
RS. No ha habido voluntad. Yo he oído en el Consejo de Urbanismo a algún director general decir: “háganse los planes generales, que luego haremos las directrices”. No puede admitirse este comentario.
OGL. Mi opinión es que en esta Comunidad la ordenación del territorio no interesa. Somos, además, una comunidad con una estructura territorial muy dispar, y agruparlo todo eso en un modelo político único es muy difícil. La única salida urbanística territorial sería la comarcalización, aún con todas las ampollas que levanta ese nombre. Y a partir de ahí, establecer la estructura urbanística asociada.
Yo sé que va a haber directrices en León, pero también sé que van a ser la suma del actual plan general de León, ligerísimamente retocado, el plan de San Andrés y el plan de Villaquilambre. Lo mismo que está pasando en otros sitios. Ahí tenemos, en Soria, la Ciudad del Medio Ambiente, una actuación terrible en el borde de la ciudad, cuando hace cuatro días se ha aprobado el Plan General de Soria, en el que para nada se piensa en una actuación de ese tamaño. Estamos en León con el tema de San Glorio, otro tema terrible en cuanto a impacto ambiental, con todas las administraciones decididas a establecer una estación de esquí en unas zonas de protección absoluta. Pero la ordenación del territorio aquí funciona a nivel político y a nivel económico, y cuando hay unas directrices económicas y políticas, el territorio se olvida y se cambia lo que sea.
Además, hoy los ayuntamientos tienen una visión política de autonomía total, y todo el mundo quiere tener todo. Cuando hace años redactamos las Normas Provinciales de Zamora, se giraron encuestas a todos los ayuntamientos sobre la idea comarcal, para ver qué municipios se percibían como cabeceras de comarca. Pero mientras todo el mundo de la zona de Benavente te diría que la cabecera es Benavente, los ayuntamientos de periferias se manifestaban en contra, para no perder instalaciones o inversiones que podrían dirigirse a la cabecera. Algo parecido a lo que sucede ahora con la dispersión de polígonos industriales, que es alucinante. Mientras la ordenación del territorio esté como está, las coordinaciones interadministrativas son imposibles.
El urbanismo y la ordenación del territorio no puede ser competitivo, tiene que ser complementario. Si entro a competir con la ciudad de enfrente, va a ver una disfunción y todos vamos a querer tener todo. Hay que buscar la optimización. Pero mientras no cambie la mentalidad, todo lo que sea territorio está mal visto. Hace muchos años empezamos en la Comunidad a discutir el primer borrador de ley de Ordenación del Territorio. Y ya entonces decía: “Aquí no teníamos que hacer una Ley del Suelo, sino una Ley del Suelo Rústico, porque esta comunidad es, sobre todo, suelo rústico”. Y al final resulta que tenemos una legislación y una mentalidad, precisamente, que no da valor al suelo rústico. En un contrasentido total. Mientras no haya un cambio político y ciudadano (al ciudadano de a pie también hay que enseñarle lo que es ordenación del territorio), los esfuerzos de racionalización van a ser fallidos.
La dinámica, además, de crecimiento de las ciudades está agotando los plazos. En León se están urbanizando “islas” que van a quedar ahí, porque se están haciendo planes parciales situados a un kilómetro del casco urbano, sin infraestructuras intermedias. ¿Qué va a pasar con esas ciudades residenciales de 1.500 viviendas, o de 2.000, aisladas, solas?
MS. Y son planes parciales cerrados. Unidades cerradas.
LLT. Pues sí, claro que sí. Con vallas infranqueables. Y con su acceso privatizado, claro.
OGL. El plan general de León ha planteado unos esquemas de redes internas de comunicación que me parecen bien. Y está bien la situación de algunos equipamientos generales. Pero la práctica municipal se está relajando mucho, se está permitiendo -puesto que había una normativa un poco flexible- que el esquema general que tramó el plan (posiblemente lo mejor del plan) quede difuso.
Rosario del Caz. En estos momentos la iniciativa de desarrollo urbano parte de los operadores privados, y eso da lugar, de alguna manera, a la desestructuración de las ciudades. Parece que debería demandarse un mayor liderazgo de la administración pública, de forma que retomara la iniciativa. Os preguntaría que, si se diera esa iniciativa pública, qué tres acciones consideráis serían fundamentales en León.
LLT. En los últimos tiempos León es la que lleva la voz cantante en el área urbana. Pero los municipios limítrofes son muy, muy recelosos. En estos años, el alcalde de San Andrés del Rabanedo -socialista-, tiene un papel político relevante, incluso a nivel nacional, lo que hace que San Andrés del Rabanedo se vea privilegiado; y por eso ha podido hacer frente al proyecto de soterramiento, que en un principio sólo afectaba al municipio de León. Pero lo triste es que únicamente se solventa, respecto al soterramiento, la necesidad perentoria del suelo actual, pero no la del futuro.
La respuesta de las administraciones viene al hilo de la demanda del político de turno en cada ciudad. Planes ferroviarios de Renfe y, en menor medida, Feve, que también hay que tenerlo en cuenta. Y las directrices, que tendrán que salir en los próximos tres, cuatro o cinco años, con un nuevo plan general de León. Si esto se lleva a cabo y se rematan a corto plazo los planes generales de San Andrés y Villaquilambre, se habría avanzado bastante. Creo que por primera vez podrían conectarse León y los municipios limítrofes. La oportunidad está ahí. Y también veo un cierto cambio de sentido en el nuevo equipo de las Consejerías de Fomento y Medio Ambiente. A lo mejor dentro de tres años hemos cambiado de opinión, pero va a ser difícil que cambie la tendencia, la actual deriva.
Respecto a tu pregunta creo que lo primero sería corregir la ausencia de gestión. Lo segundo, corregir la desarticulación del territorio del área urbana, de lo que ya hemos hablado. Y lo tercero hacer una ciudad sostenible, un área urbana sostenible. Tenemos un río totalmente desarmado, que es el Bernesga (y eso ya es irrecuperable). En cambio el Torío todavía podría ser recuperable. Yo creo que éstas serían las tres claves.
RS. Un problema es que se ha abordado el planeamiento de León por profesionales que no han querido hacer ciudad, que no han tenido un modelo de ciudad. Si se decidiese hacer una ciudad policéntrica, se sabría cómo hacer los centros y se habrían ubicado. Lo que se ha hecho en León, en definitiva, han sido labores de costura. La iniciativa privada es la que ha decidido que la ciudad fuera por un sitio o por otro. Eso, amparado luego por los políticos, ha hecho que la ciudad sea tan caótica. Nos encontramos con una ciudad que no tiene una visión clara de cómo quiere ser. Quien quiso especular con su terreno, especuló. La ciudad va saltando de lado a lado sin un concierto, sin un orden, sin una partitura que seguir.
OGL. En la parte Norte, la ordenación del territorio ya no responde a la realidad, porque los acontecimientos van por delante. Habría que hacer un Plan Regional, supramunicipal, para ordenar el territorio de esos tres municipios. Y habría que suplir las grandes carencias que tiene la ciudad, que son las rondas. Están haciendo una doble función: interregional, de comunicación externa; y de comunicación entre las diversas zonas de la ciudad y del alfoz. Eso, evidentemente, está generando problemas de funcionamiento terribles. Hay que redefinir, dentro de las posibilidades actuales de las rondas construidas, cómo cerrar el anillo y separar los tráficos lejanos de los tráficos cercanos, y generar las comunicaciones interiores que sea posible. Y una de las razones por las que defiendo otro sistema de soterramiento para la ciudad es porque la traza superior del soterramiento da posibilidades de tramar San Andrés con León en zonas que ahora es imposible.
Y luego integrar la comunicación con Valladolid, porque toda la red de infraestructuras viarias importantes se ha desplazado hacia el Oeste. Y por el Este, la llegada de la autovía va a crear un importante acceso a la ciudad que habría que relacionarlo con las rondas. La ronda sur, que podría funcionar como circunvalación externa sur, no está muy claro cómo va a comunicar con la ronda este y con la autovía de Valladolid. Y, por supuesto, resolver el soterramiento. El tren en la ciudad va a tener un impacto urbano superior al de la llegada del ferrocarril en su momento. El AVE la va a hacer crecer mucho más hacia el oeste. Va a haber en esa zona un centro de atracción importantísimo, y la dinámica de crecimiento y de tráfico va a cambiar radicalmente. Todo esto ha sido olvidado por el plan general. Por tanto, hay que hablar de esas tres líneas fundamentales: interregionalidad, red viaria y ferrocarril, yo creo que son las líneas de actuación no sólo urgentes, sino urgentísimas.
RS. En el último concurso del PRAT había una propuesta (de Mecsa), que os recomiendo. Trasladaba totalmente hacia el oeste el ferrocarril, que se unía con el centro de la ciudad a través de un tranvía. Una idea fantástica que planteó desde el principio cuál era de verdad el problema del ferrocarril (independientemente que fuera una solución utópica). Y por último, también me gustaría comentar una cosa que se ha hecho bien. El barrio oeste de la ciudad era el barrio marginal. Y es bueno reconocer que el “barrio Lenin” - así se llamaba así a toda esta zona de la ciudad-, que era un barrio obrero, un barrio pobre, con las actuaciones que se están haciendo desde el plan general va a tener otra presencia. La ciudad, por fin, va a saltar las dos barreras fundamentales: el río y el ferrocarril, y abordar el trazado, o la unión, del “barrio Lenin”. La actuación del ferrocarril propone muchas zonas verdes en la zona de la estación, y va a haber hoteles, y dotaciones que van a hacer que ese otro lado de la ciudad, que no tiene apenas nada, salvo un centro cívico al lado del parque de Quevedo, mejore de forma importante.
(Transcripción: Mª Jesús del Campo. Resumen: MS).
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