Detalles del post: De viaje con Luciano

04.04.09


De viaje con Luciano
Permalink por Saravia @ 00:11:27 en Lugares imaginarios -> Bitácora: Mundos

A lo lejos, la Isla de las Nueces

Los muchachos de Vigo haciendo botellón junto a uno de los nadadores de Francisco Leiro, en diciembre de 2008 (foto de archivo de laregion.es)

Localización: En algún lugar del Atlántico, cerca del Mar Boscoso: por ahí debe de andar la isla de las Nueces. Descripción: En ella crecen unos árboles que dan nueces enormes, de más de quince brazas de largo (de 4,5 a 8,2 m. de longitud, según la equivalencia que se aplique), con las que los nueznautas construyen sus embarcaciones. Informador: Luciano de Samosata, en Relatos verídicos o Relatos fantásticos (siglo II). Tema: Juego de escalas. Distorsionar la escala de algún elemento para provocar un efecto asombroso.

[Mas:]

Argumento: Viajar con Luciano es una experiencia única. Vivió a mediados del siglo II (de 120 a 180, aproximadamente). Era un sirio de origen semita, “helenizado hasta la médula” (lo cuenta Carlos García Gual en la introducción de los Relatos fantásticos de Madrid, Mondadori, 1991). Con él podemos ir hasta Licnópolis (la Ciudad de las Lámparas), Corcho (la tierra donde los “corchópodos” caminaban sobre las aguas sin hundirse), Quesona (una isla formada por “un queso muy compacto”, rodeada de un mar de leche), la Isla de los Bienaventurados (donde la ciudad era toda de oro, sus murallas de esmeraldas, y estaba rodeada de 365 fuentes de agua, una pradera hermosísima y otras dos fuentes singulares: una del placer y otra de la risa), la Ciudad de los Sueños, y muchos más lugares inverosímiles. Cuando con él llegamos a las proximidades de la Isla de las Nueces, los indígenas estaban en combate con los calabazopiratas.

Derivaciones: La isla de Liliput, desde luego. Situada al suroeste de Sumatra, fue descubierta por Lemuel Gulliver. Sus habitantes no llegan a los 15 cm. de estatura, y todas las cosas guardan una proporción 1:12 con las dimensiones que nos parecen habituales en nuestro mundo. Pero también ha habido otras muchas derivaciones de esta idea de disparatar las dimensiones.

Ejemplos: Pondremos tres ejemplos, aunque, ya decimos, son innumerables. El primero, una escultura de Mariscal que acaba de instalarse delante del nuevo hospital de Valladolid (y que recuerda a muchas esculturas de Oldenburg, auténtico especialista en distorsionar los tamaños). El segundo, el conjunto edificado del Parque de las Ciencias de Granada. El proyecto de Carlos Ferrater, Eduardo Jiménez y Yolanda Brasa (de 2005) establece un organismo que aloja a los distintos espacios bajo una única cubierta que, con leves inflexiones, se asemeja a una mano (donde “parque y ciudad ocupan los espacios intermedios –entre los dedos- que alojan las piezas del programa”: de la publicación sobre este proyecto de Arquitectos, 2008). El tercero, el viejo Finger Plan Copenhague de 1947: la ciudad en una mano inmensa. A Gordon Cullen le llamaban la atención los colosales fragmentos escultóricos del patio del Palazzo dei Conservatori de Roma. A los niños de Valencia les encanta encontrarse con Gulliver en el antiguo cauce del Turia. Y este post lo hemos encabezado con una de las esculturas de nadadores de bronce, sumergidas en el hormigón, de Francisco Leiro para la Praza de la Estrela y otros espacios del frente marítimo de Vigo. Lo dicho: se trata de una solución sencilla y siempre agradecida.

Opinión: Bien. Juguetón. Simpático. No hace daño.

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