Saludos desde Enoc
Localización: Enoc se localizaba al este del Paraíso Terrenal, donde quiera que estuviera. Posiblemente al este del territorio bañado por los ríos Tigres y Eúfrates. Descripción: No se sabe mucho. O más bien, no se sabe nada. Al ser Caín (su fundador) agricultor, seguramente contaría esta ciudad con tierras cultivadas alrededor. Informador: El autor anónimo del Génesis (en el epígrafe 4:17). Otros escritores han indagado después sobre este primer asentamiento, aunque con poco éxito. Tema: El precedente como justificación.
Argumento. Esa primera ciudad lleva el nombre del primogénito de Caín. Cuando el hijo de Adán fue expulsado del parque, habitó la tierra de Nod, “al oriente del Edén”. Allí conoció a su mujer (¿de dónde procedería?), y tuvieron un hijo. Barajaron varios nombres, pero finalmente le llamaron Enoc. “Como construyera una ciudad, llamó a la ciudad [también] con el nombre de su hijo, Enoc”. Se acabó. No hay más historia, aunque Azúa haya complementado a su modo el relato: “Cuenta el Génesis que una vez expulsado del seno familiar tras el asesinato de Abel, el fugitivo Caín y su horda fundaron la primera ciudad. Caín quiso construir con sus propias manos aquel paraíso del que sus padres tanto le habían hablado y restañar así con un gesto de soberbia la herida de una expulsión injusta. La invención de la ciudad cainita es coincidente con la invención de la historia” (F. de Azúa, La invención de Caín, Alfaguara, 1999).
Derivaciones: Nos interesa la visión de Azúa: la ciudad se hizo como reconstrucción de un paraíso perdido para siempre. Enoc se hizo en base a lo que hubo antes, a los precedentes, a lo preexistente, a lo anterior. Muchas ciudades se plantean así, sobre lo previo que se recupera, aunque sea sólo como referencia metafórica o excusa de proyecto. Y retrocediendo y retrocediendo: ¿por qué no llegar hasta Enoc de nuevo, hasta el primer paraíso? Enfatizar lo antiguo: ¿es esa la consigna?
Ejemplos. La imagen con que acompañamos el post es expresiva: delante la “reserva ecológica”, detrás la gran ciudad de Buenos Aires. Tal parece que en un primer plano figura el precedente, el campo primigenio, mientras que al fondo se levanta la modernidad. Pero no es así. La reserva se formó sobre unos terrenos ganados al mar (a ese mar que es el Río de la Plata), y formados con los escombros de las demoliciones realizadas para la construcción de autopistas de los años 1970 y 1980. Nada místico, por tanto; sino obra nueva, creación. Lo contrario de lo que se plantea en Sociópolis, donde se propone la "integración en el entorno agrícola, siguiendo el modelo del `hortulus´ mediterráneo". Es frecuente encontrarnos con actuaciones que se fundamentan en la recuperación de algo que anteriormente hubo allí. La pregunta obvia sería: si algo hubo, ¿por qué ha de haberlo de nuevo? Pero no se formula. El celebrado Proyecto Pirelli-Bicocca, de Gregotti Associati (1986), seguía las referencias territoriales precedentes en la definición de su morfología. Y más recientemente, el proyecto de A. Perea y Equipo Bloque para la provisionalmente denominada Ciudad de las Mil Ciudades (2004), encierra parecidas pretensiones. Se protege en el centro interior de la ciudad circular proyectada el gran campo de arroz existente, y se recrea simbólicamente su continuidad agrícola en los parques y cubiertas verdes del anillo.
Opinión: Como excusa morfológica, bienvenidos sean los recuerdos de Enoc. Pero el pasado, por sí solo, no justifica ni el presente ni el futuro. En su vibrante libro Dios no es bueno (Barcelona, Debate, 2008), Christopher Hitchens se pregunta si es la religión una modalidad del abuso de menores. De manera semejante también cabría preguntarse si el fundamentalismo del origen, o del precedente, es una refinada forma de tortura. La ciudad se construye imaginando, no rememorando. Inventando una topografía (Alison y Meter Smithson, Robin Hood Gardens, 1972), antes que restituyendo interesadamente una agricultura. Repetimos: la ficción da juego y la metáfora ayuda. Pero como argumento instrumental, no como recuperación de ninguna verdad territorial. Por algo Ledoux consideraba a los arquitectos “rivales de Dios”. Dejemos por tanto al Génesis que se entretenga con su génesis, y bástenos a nosotros, para volver, el tango.
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Para las asignaturas de “Planeamiento de Nuevas Áreas” y “Gestión y ejecución del planeamiento” de la Escuela de Arquitectura de Valladolid
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B2/Evolution
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la ciudad en ciernes . . || . .
la ville en herbe . . ||