Mundos

Un sugerente vial del viejo parque de Ruiz Hidalgo (Murcia)

Es una imagen extraña. Se ve el vial de un parque por el que circula un automóvil de principios del siglo XX. Parece que el acabado es de tierra compactada. En los bordes, unas hileras de árboles con las farolas intercaladas y, sorprendentemente, una suerte de bancos que se disponen exactamente en el borde del vial rodado, mirando hacia él.

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No tenemos más información que la de la fotografía. Pero nos basta. Corresponde al parque Ruiz Hidalgo, junto al río Segura, en Murcia. Allí nos parece ver algo semejante a bancos (no podemos asegurar que sean tales; pero, de no serlo, nos gustaría que lo fuesen) y la imagen resulta desusada por esa combinación de asientos y calzadas: hipotéticos paseantes se sentarían sobre esos supuestos bancos, ocupando parte del espacio (también supuestamente) destinado a los coches. En principio no habría nada que objetar, salvo que nos hemos acostumbrado a dejar expeditos los recorridos de los vehículos rodados, mientras que se sube a las aceras todo lo demás, cualquier objeto que deba estar en la calle o en otro espacio público.

Lo cual no tiene por qué ser siempre lo más lógico. Supone dar ventaja al movimiento rodado, y considerar que los peatones pueden sortear cualquier obstáculo sin problema. Se considera implícitamente que tienen menos prisa o que sus retrasos son menos significativos que los de los modernos jinetes de los coches. Sin embargo no hace tanto tiempo que se veían, con cierta frecuencia, objetos de todo tipo sobre las calzadas, desde farolas hasta quioscos. Pero una sistemática e implacable, aunque nunca enunciada, campaña a favor del coche consiguió subir todo a las aceras y limpiar las calzadas de artefactos. Mas ya es hora, según creemos, de volver a bajar algunos de ellos al territorio de los coches. Hora es ya de valorar, en paralelo a ese proceso que anunciamos, la convivencia de paseantes, descansando sentados, y los autos que pasan, más civilizados. Es decir: lo que sugiere la foto.