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07.01.08


Agua de palabras
Permalink por Saravia @ 16:14:22 en Territorio, paisaje -> Bitácora: Plaza

Apuntes para la ponencia "Agua de palabras. Por una nueva cultura del territorio". Curso sobre Red Natura 2000 y urbanismo. Peñaranda de Duero, Burgos. Lunes 26 de noviembre de 2007. Organizado por la Dirección General del Medio Natural de la Junta de Castilla y León.

Paris sous la pluie, 1929. Foto de meteo-paris.com

Como sabemos, cada uno de nuestros informes, aunque parezca indiferente al mundo, sin duda le afecta. No tanto por el "efecto mariposa", sino por el "efecto autobús", que se describe en el informe sobre Ciudades Europeas Sostenibles (página 59, punto 14). Creo que no está de más intentar verlo en una dimensión más global. El problema es que muchas de las palabras que tenemos que utilizar no nos ayudan. Son sólo "agua de palabras", según esta expresión robada al poeta catalán Miquel Martí i Pol (de su "Ensalmo de la vida tranquila", 1980). Calidad de vida, cohesión social, sinergia, paisaje, participación, patrimonio, sostenibilidad. Términos que confunden más de lo que aclaran, que se utilizan con un campo semántico infinito, que valen para todo, para definir una cosa y su contraria. (Ver este proyecto de edificio de 501 m. supuestamente sostenible, "ultra sostenible", "100% sostenible", según su autor). Frente a esa papilla terminológica, e intentando comprender la relación entre medio ambiente y urbanismo más allá de la retórica habitual, me ha parecido de mayor utilidad presentar un discurso personal que una síntesis de informaciones.

[Mas:]

Comentaré el “agua de palabras” que nos rodea en tres capítulos. 1º: Tenemos que acostumbrarnos a trabajar en la incertidumbre, porque es el medio en el que vivimos (y viviremos). No es algo nuevo, es la tragedia que nos acompaña desde los griegos, pero que hoy se nos muestra excesivamente desnuda. 2º: Lo cual no quita, sino todo lo contrario, a que seamos conscientes de una serie de largas continuidades (relacionadas con el urbanismo y el medio ambiente) que se dan a nuestro alrededor. Y más aún, ser conscientes de los resultados a los que esas continuidades nos llevan. 3º: Se puede ahora comentar la retórica de la nueva cultura del territorio con ciertas cautelas, con la suficiente distancia como para "aguar la fiesta" de unos modelos poco pensados y ofrecer una base algo más sólida a nuestra actuación.

1. INCERTIDUMBRES

Siguiendo con la metáfora del agua, veamos qué dice Zygmunt Bauman en su Modernidad líquida (edición original de 2000) y en el más reciente Tiempos líquidos (2007, ed. castellana en Tusquets). Para este autor vivimos una época líquida o de fluidez extrema, donde el discurso de la modernidad ha dado paso a un proceso en el que dominan conceptos e instituciones de forma cambiante, que se desplazan y derraman con facilidad. Nos encontramos, pues, en el paso de la fase sólida a la líquida. Las formas sociales se derriten antes de que hayan solidificado y asentado y observamos un nuevo escenario sin precedentes. Por mucho que parezca exagerado, lo cierto es que los cimientos más rocosos de una cultura milenaria se deshacen ante nosotros: La paternidad adopta múltiples formas y posibilidades ni siquiera entrevistas nunca. Tenemos más información que nunca y ha dejado de ser patrimonio de un grupo de "intelectuales".

Las formas sociales se descomponen, como también se degradan rápidamente las estructuras que limitan las elecciones individuales, y las instituciones que salvaguardan la continuidad de los hábitos, los modelos de comportamiento aceptables, tienen una vida tan extraordinariamente que no les da tiempo para servir como marcos de referencia de las acciones humanas y de ninguna estrategia a largo plazo. (Un ejemplo entre mil: algunos planes de infraestructuras quedan obsoletos antes de llegar a su término).

Se observa una "separación e inminente divorcio entre poder y política". Gran parte del poder del estado moderno, requerido para actuar con eficacia, se está desplazando al incontrolable espacio global (y extraterritorial, en muchos aspectos). La ausencia de control político convierte a los nuevos poderes emancipados en una fuente de profundas e indomables incertidumbres. ¿Seguirá Fasa en Valladolid? Izar abandona Cádiz y la ciudad se hunde. La carencia de poder resta de importancia a las instituciones políticas existentes, a sus iniciativas y contenidos, cada vez menos capaces de responder a las exigencias de los ciudadanos del estado-nación. Patética situación de la vivienda, donde el estado no puede hacer prácticamente nada.

Se van socavando los fundamentos de la solidaridad social y de la acción colectiva. La red común de seguridad, que cubría el fracaso y la mala fortuna individual, va desapareciendo, y con ello pierde la acción colectiva gran parte de su atractivo. No hay dinero público para poner ascensores en todas las casas de varias plantas que aún no los tienen, pero se construyen rondas, que dan acceso y benefician a las urbanizaciones que crecen a su lado, con el dinero de todos. La palabra comunidad como modo de referirse a la totalidad de la población que habita en el territorio soberano del estado, suena cada vez más vacía de contenido.

Hay quien dice que así se llega al colapso del pensamiento. Las dificultades de la planificación y de la acción a largo plazo reducen la historia política a una serie de proyectos de corto alcance y de episodios que son, en principio, infinitos y que no se combinan entre sí en secuencias coherentes. ¿Cuál es la coherencia entre los distintos royectos de las "áreas homogéneas" del entorno de Valladolid con una idea general de ciudad? "Los éxitos pretéritos no incrementan de manera automática la probabilidad de futuras victorias, y mucho menos las garantizan" (Bauman, de nuevo, como en todo este apartado). Olvidar con rapidez las informaciones obsoletas y las costumbres añejas puede ser más importante para el éxito futuro que memorizar jugadas pasadas y construir estrategias basadas en un aprendizaje previo. Ya no hay forma racional de calcular las necesidades de vivienda, por ejemplo.

Al individuo se le reclama conformidad y flexibilidad. Los riesgos implícitos en cada elección trascienden la comprensión y la capacidad individual para actuar, pero es el sino y el deber del individuo pagar su precio. La virtud que se proclama más útil es la flexibilidad. Se pide presteza para cambiar de tácticas y estilos rápidamente, para abandonar compromisos y lealtades sin arrepentimiento. Tantos años pensando que había que defender la baja densidad, hoy lo necesario es aumentarla, redensificar. El antiguo discurso urbanístico se cae, pero hemos de adaptarnos rápidamente a otro nuevo.

De hecho, lo propio del urbanismo actual son los discursos cambiantes. El frente marítimo de Barcelona, entre la Barceloneta y el Fórum, se ha construido en poco más de una década, y sin embargo cada una de sus piezas responde a propósitos radicalmente diferentes. Algunas de sus piezas se fundamentan en la morfología urbana, otras en cuestiones funcionales, la actuación en otros barrios responde a criterios sociales y la propuesta del Fórum era de naturaleza política. Por último, el centro direccional se creó de acuerdo con argumentos economicistas. Todo es incertidumbre. Todo demasiado complejo y cambiante. Estamos comidos por la incertidumbre, que se nos aparece consustancial a nuestras acciones.

2. CONTINUIDADES

¿Todo cambiante? No, por dios. Al revés. Pocas veces la disciplina urbanística nos ofrece tantas unanimidades y continuidades en el tiempo. Veamos algunos modelos, signos, tendencias y estrategias mantenidas a lo largo de décadas. Y observemos también los resultados a los que esas pautas han acabado llevándonos.

Modelos

Entendidos como representaciones de la realidad, como arquetipos: patrones ejemplares de los cuales se derivan otros objetos e ideas.

1º. Un modelo de movilidad único e universalmente aceptado. basado en el tráfico rodado entre las ciudades y en torno a ellas, cada vez más rápido, con grandes autovías. Dentro, áreas peatonales. Lugar para los carriles bicis e importancia del transporte público (preferentemente en sede propia). Se aplica por todas partes. Integra las posiciones desde Haussmann a Buchanan y posteriores. 2º. Un único modelo de defensa del patrimonio (edificado y territorial). Tanto en la conservación de monumentos declarados como en la catalogación de áreas de carácter histórico, etnográfico, etc. Y de forma semejante, la defensa de los espacios naturales protegidos, donde no se discuten las pautas internacionalmente aceptadas. No hay "escuelas" diferentes, sino ritmos de aplicación variables de un único sistema. 3º. Organización del barrio y las unidades de vecinos en comunidades cerradas (y elitistas, buscando la distinción).

4º. Parques por todas partes. Todo tiende a ser parque (en las ciudades ricas, naturalmente). Parques industriales, parques de ocio, parques científicos, parques en torno a las universidades, etc. 5º. Centros comerciales (de acceso rodado) y multitud de “ciudades” de todo signo, por doquier. de la "ciudad de la comunicación" a la "ciudad del Banco Santander", por ejemplo. 6º. Domina el turismo cultural en la organización del espacio. Museos y centros culturales se multiplican en todo tipo de núcleos urbanos y en los espacios rurales. Condicionan la morfología urbana con sus excentricidades. 7º. El Sistema de equipamientos múltiples y diversos ya no se organiza racionalmente. No es útil, ni posible, calcular las necesidades de equipamiento, y basta con seguir las iniciativas que se planteen.

Signos y tendencias

¿No es raro que el traje masculino perdure tantos años sin cambio alguno? ¿No quedamos en que vivíamos un tiempo de grandes cambios? Hay muchos signos de permanencia. Veamos algunos.

1º. Túneles y autovías por todas partes, vengan o no a cuento. Finalmente empiezan a cumplirse los sueños del urbanismo subterráneo. Y un futuro de trenes de alta velocidad que se nos avecina. Y muchos puertos (de todo tipo). Y muchísimo aeropuertos. 2º. Consumo de suelo desaforado. Las ciudades multiplican por dos o por tres su suelo urbano sin que la población crezca sensiblemente. Incluso, en algunos casos, decrece. 3º. Los modelos de vivienda tampoco cambian. No parece que haya ninguna investigación tipológica que prenda. La estructuración de los alojamientos en una sala de estar, cocina, baños y cuartos sigue siendo universal. Y se mantiene el edificio como unidad de composición: todas las viviendas con la misma fachada, sin representar a la diversidad de los hogares que pueda haber detrás. Y no se proponen ordenanzas figurativas de calle. de hecho, también las calles se ajustan a muy pocos modelos (básicamente: acera, aparcamiento, calzada, aparcamiento, acera; o calles "de coexistencia", y poco más). No se discute la oportunidad o inoportunidad de los garajes, y ni siquiera que "no computen" edificabilidad.

4º. La urbanización es, en general, estándar. Cara, desde luego (el “todo parque” tiene su precio). Muy poca terriza. Y los servicios bajo calzadas y aceras, casi siempre sin que se alojen en galerías. ¿Por qué no se admite que algunos vayan al aire, si en el Centro Pompidou gustan los tubos vistos? 5º. Algunos modelos de edificios se reiteran. Como los rascacielos (la tipología más tonta). Todas las ciudades los quieren. Y, sorporendentemente, firmados por los mismos arquitectos, para que se constituyan como "hitos emblemáticos" (risas). 6º. El espectáculo arquitectónico (continuidad con el barroco) se despliega en frentes marítimos de diseño unificado, o en operaciones de "soterramiento" del ferrocarril. Por todas partes lo mismo, y con argumentos muy débiles. 7º. Los equipamientos tienen siempre el carácter de "únicos", nunca seriados. Cuando lo habitual era, hace tiempo, conseguir buenas soluciones a programas idénticos (un colegio, por ejemplo, que sigue el programa ministerial), para aplicarlas universalmente. Hoy es todo lo contrario: todo diseñado "ad hoc".

Resultados

Con todo esto, con esta fórmulas tan reiteradas de actuar en la ciudad y el medio ambiente, los resultados, sin embargo, no pueden ser peores. Por ejmplo, los siguientes.

1º. Por mucho que se construyan nuevas infraestructuras, el tiempo que dedicamos al transporte es casi una constante histórica: entre una hora y una hora y media diaria. 2º. Mucho parque y mucha conservación del patrimonio, pero, como sabemos, estamos sumidos en una gravísima crisis ambiental: el calentamiento del planeta. La huella ecológica de las ciudades que se autodenominan "ecológicas" (Vancouver, Estocolmo) es enorme: otra verdad incómoda. 3º. La brecha entre ricos y pobres aumenta enormemente, y la pobreza urbana tiene un tamaño inmenso (los datos son demoledores). 4º. La segregación en la ciudad también aumenta incesantemente, bajo múltiples formas. 5º. Y de fondo, una creciente e imparable privatización de los servicios urbanos, junto al desprecio de lo político. De manera que hay quienes ganan y quienes pierden. La cosa no parece inocente.

Estrategias

En efecto. Se observan algunas estrategias y sobre todo se sospechan, detrás de los indicios, otras para incrementar la riqueza y el poder de los ricos y poderosos. 1º. ¿No es extraño que la legislación urbanística española, que se ha diversificado en 17 leyes diferentes (una por comunidad autónoma) sea tan parecida, tan esencialmente idéntica entre unos y otros lugares? ¿Por qué a nadie se le ha ocurrido, por ejemplo, hacer otras clases de suelo? ¿Por que en ningún lugar, por ejemplo, se vinculan los beneficios del suelo urbanizable a la mejora de los barrios existentes en suelo urbano? ¿Por qué algunos mecanismos tan extraños como el del "agente urbanizador" acaban imponiéndose en todas las legislaciones?

2º. La concentración de la propiedad del suelo en pocas manos es una estrategia evidente. Unas empresas que amplían el negocio inmobiliario y que progresivamente van controlando todos los aspectos de la vida urbana en las nuevas intervenciones. Construyen, venden, alquilan y gestionan viviendas, oficinas, centros comerciales, hoteles, parques industriales, centros logísticos, espacios de ocio, residencias de tercera edad, autopistas, aeropuertos, transporte terrestre y marítimo, el negocio de la información, etc. Sus relaciones son múltiples, lo mismo que sus vinculaciones con grupos financieros y con el capital internacional. Su capacidad de influencia es abrumadora. Acaban haciendo, y haciéndonos desear como ideal, la ciudad que interesa a su negocio.

3º. Algunos autores, como Naomi Klein, encuentran una explicación a estos procesos en la "voracidad despiadada de los nuevos dueños del mundo" y su estrategia de provocación (o aprovechamiento) de shocks para implantar su voluntad. No podemos detenernos ahora, y enviamos a su último libro: La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre (ed. castellana en Paidós, 2007).

3. RETÓRICA DE LA NUEVA CULTURA DEL TERRITORIO

Se opine lo que se quiera de la realidad de esas estrategias, lo cierto es que la condición de incertidumbre y la certeza de las continuidades descritas nos obligan a ver los rasgos de la nueva cultura con algún escepticismo. Conscientes de que en muchos casos no es más que agua de palabras lo que nos ofrecen unos enunciados y argumentos que pueden leerse (en su versión confiada) en el libro titulado precisamente así: Una nueva cultura del territorio (A. Tarroja y R. Camagni, coords.; ed. por la Diputació de Barcelona, 2006), especialmente en los capítulos de Farinós, Serrano, Rueda, Miralles -ambos- y Davoudi.

Veamos, pues, de un modo un tanto más escéptico esa “nueva cultura” del territorio. 1º. Ha de insistirse en la coordinación interadministrativa. Sí, se trata de una formulación sempiterna. Pero la realidad de algunos municipios (un ejemplo: Arroyo de la Encomienda) no permite seguir creyendo en la eficacia de comisiones de coordinación. Ya vale con la broma. Ni siquiera en la elaboración de algunas leyes se ha conseguido una mínima coordinación (dos érrores clamorosos en Castilla y León: Ley Patrimonio, Decreto Cementerios). ¿Por qué no utilizar y hacer valer esos "preceptos jurídicos indeterminados" que se refieren a términos abiertos (agua de palabras, sí), como sostenibilidad o cohesión para acercarnos algo más a lo que se dice pretender? ¿No se podía haber dicho, en los momentos de coordinación, y acogiéndose a esos "preceptos jurídicos indeterminados", que el urbanismo de Arroyo (por ejemplo) no era sostenible, y por lo tanto no era legal? ¿Qué coordinación podemos esperar?

2º. Gobernabilidad, participación. Parece que el objetivo son los planes de consenso, pero no hay por qué partir de la base de que no debe haber conflictos. Si los intereses son diversos o irreconciliables, ¿por qué renunciar a expresarlos? Mejor "contraplanes". 3º. Innovación, como reclama Camagni. Pero ya hemos dicho que junto a ella también es posible, y tiene sentido, "no preocuparse por la moda". 4º. Proteger los espacios naturales valiosos y la red de corredores que los integren. Pero quizá sea más importante que definir con precisión los corredores fundamentales (¿quién los niega?) reforzar su protección con algunas decisiones "culturales" (y también políticas) mucho más claras y evidentes: las "vistas largas" se acabaron. No hay vistas para todos, y buscar los panoramas desde la ventana del estar de la 2ª residencia ha llevado a ocupar todas las líneas frente al mar y amenazan con construir también en todos los horizontes. Mejor pensar que se acabaron.

5º. Ciudad compacta, planteando una densidad adecuada. Es decir, contra la ciudad difusa, contra las implantaciones periurbanas, continuidad con la ciudad existente. Pero ¿no sería tambien fundamental distinguir la primera residencia (donde cada uno está empadronado, donde se ejerce el voto y los derechos políticos) de la segunda, considerando a ésta como un negocio más, y no como "vivienda"? 6º. Mezcla de usos. Pero ¿qué mezcla, y de qué usos? ¿Cómo garantizarla? ¿Cómo se definen los usos? Nada de esto está ni medianamente claro ni en la legislación, ni en los planes. 7º. Favorecer otros modos de moverse y un mayor uso del transporte público (cabe ahora recordar nuevamente el "efecto autobús"). Pero ¿no habría que favorecer, antes que eso y por encima de todo, una movilidad peatonal "estructural", no accesoria? Andar y andar, y terminar de una vez con la protección del coche.

8º. Energías alternativas. Si bien posiblemente su implantación debería desvincularse de las grandes empresas, favoreciendo la generación, transporte y distribución en entidades de menor tamaño. 9º. Se vincula la calidad de vida a unos determinados estándares de calidad (vegetación, urbanización, equipamientos). Sin embargo, sería necesario aceptar, en muchos casos, cierto grado de "suciedad" (en todos los sentidos) como una carga de algunas actuaciones más justas. Y buscar, en algunos casos, soluciones universales que den respuestas semejantes a los mismos derechos (enseñanza, salud, etc.). 10º. Ordenación territorial y sistema de ciudades. Pero curiosamente siempre se parte de admitir lo existente, previendo sobre ello algún incremento del tamaño. Nunca se plantea la conveniencia de deshacer, de "desinstalar". Sabemos, por ejemplo, que las nuevas infraestructuras generan tráfico. ¿Por qué no se suprimen infraestructuras existentes? ¿Por qué no se reduce nunca la ciudad existente?

11º. Las 3 R. Desde luego. Pero ¿no sería la primera medida "llevar ciudad adonde está la gente"? ¿No hay que tener en cuenta también los costes sociales? 12º. Otros elementos de la ecología urbana (xerojardinería, alumbrado contenido, cubiertas verdes, baldíos, estanques de retención, etc.). Mas faltan algunas pautas decisivas. ¿No es hora ya de eliminar los edificios altos (de más de 10-12 plantas, por poner una cifra) o los túneles, salvo cuando sean absolutamente necesarios? 13º. Gobernabilidad: Distribuir competencias entre Europa, España y las CCAA. Pero, sobre todo, ¿no es hora ya de resolver, urgentemente, la situación de los "sin papeles", frecuentemente los más necesitados de las ayudas del estado, y sin embargo invisibles e inexistentes para él? Abrir fronteras.

Concluimos. En primer lugar, hay que tener conciencia de que todo lo que depende del cambio social es posible. Si se ha conseguido que no se aplique la pena de muerte (algo "lógico" para el pensamiento primitivo), o "un hombre, un voto"; ¿qué no podrá conseguirse? Por de pronto, parecería conveniente cortar las “continuidades” que llevan a esos “resultados” que hemos visto más arriba. Una actuación de evidente racionalidad: impedir que la ciudad la hagan quienes no están legitimados para hacerlo (los señores del suelo). También es conveniente poner en orden las prioridades, y aclarar cuál es el interés social. Lo sostenible no tiene por qué ser bello. Ni tampoco tiene por qué ser necesariamente más justo. Y por último, buscar más información. Nos falta muchísima información necesaria, que no está en ninguna parte. Porque creemos saber muchas cosas que en realidad no sabemos. Nosotros "no somos normales". Tenemos que saber qué pasa realmente, más allá del agua de palabras que se supone explica la realidad. Porque no lo sabemos.

(Publicado inicialmente el 27-11-07).

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