Detalles del post: Viva Valladolid y viva León

12.04.08


Viva Valladolid y viva León
Permalink por Saravia @ 23:09:18 en Valladolid -> Bitácora: Plaza

Artículo publicado en El Norte de Castilla del 12 de abril de 2008.

Parquesol nevado (melancolía) el día 26 de febrero de 2006 (imagen procedente de una preciosa serie de fotos de ese día que pueden verse en skyscrapercity.com)

Tengo a la vista lo que se conoce del proyecto de Rogers (infografías, algunos datos y fotos de la maqueta), y aunque no está el detalle (hay que esperar aún algo más: por cierto, qué despacio trabaja esta gente), pueden hacerse algunos comentarios con lo que hay. El proyecto tiene, en mi opinión, algunos aspectos interesantes y otros más dudosos. Entre los primeros, el tratamiento de la sección viaria del actual trazado del ferrocarril, que finalmente mantiene el carácter verde, planteado en julio de 2006 (en la documentación que el Ayuntamiento no quiso hacer pública), y no se convierte en una vía rodada de gran capacidad. Eso está muy bien. Igualmente es muy valioso el esfuerzo de conservación de edificios y elementos ferroviarios, que no empaña el rechazable traslado de la marquesina (¿no dirá nada Cultura?). El trazado viario es ordenado, con una geometría tranquila y una parrilla bien proporcionada. Y la disposición en planta de los bloques propuestos en Argales y Ariza es atractiva. La nueva estación se iluminará con una gran superficie de lucernarios con lo que, aun siendo soterrada, al menos no será patética.

[Mas:]

Entre los elementos dudosos, el diseño de las manzanas, que parecen demasiado banales, anodinas. Los edificios, sin duda demasiado altos (exageradamente altos). El emplazamiento de las torres más elevadas, obvio, esperable, sin interés. Los tipos de calles planteados también parecen insulsos. Respecto a la movilidad, y sin perjuicio de la valoración positiva del bulevar, se organiza en función de la rodada, que domina claramente (no hay más que ver el plano, donde la mayoría de las calles son de tráficos segregados, no integrados), y ni siquiera la rodada parece bien resuelta. Los aparcamientos (qué obsesión), sobreabundantes. Y respecto a los usos: ni rastro de otros que no sean residencial y terciario (una pena). De los equipamientos o los parques, a pesar de tratarse de elementos urbanísticos esenciales, sorprende que no se diga prácticamente nada y queden para concreciones posteriores; sin adoptar ahora ninguna decisión estructural. De las infraestructuras técnicas no se ha aportado información y no se pueden valorar.

En cuanto a la relación con el lugar, parece claro que a los autores no les gusta el entorno en que les ha tocado trabajar. No buscan soluciones de continuidad o de diálogo con los bordes, sino que los consideran únicamente el límite de su proyecto. Hacia adentro, su propuesta; hacia afuera, lo viejo, antiguo, inconveniente. Un mal planteamiento, desde luego. Es más, algunos detalles de los planos llegan a asustar, con propuestas de estrechamiento de algunas aceras, o de demolición innecesaria de algunas obras recientes. Es posible que más adelante se corrijan estos defectos, pero desde luego son indicativos de una preocupante insensibilidad hacia el entorno.

Pero lo peor deriva de dos cuestiones básicas: el enfoque general con que se aborda la operación y la (en mi opinión) desganada actitud de Rogers. El planteamiento de la operación, aún siendo absurdo y demagógico desde su origen, en los últimos meses se ha conseguido empeorar. Por si no fuese demencial proponer, si se considera que el tren es una terrible barrera, que para financiar su eliminación en el centro se levante un barrio nuevo donde no está soterrado (en Argales, en lo que podríamos llamar “el barrio de la Broma” –pesada, por supuesto), ahora incluso se ha incrementado el número de viviendas que van a ir allí. De las 1950 que se proponían en 2006 hemos pasado a 2536: luego dirán que no hay clases; pero se propone que unos paguen la “calidad urbana” de los otros. Y Rogers sin decir esta boca es mía.

Pero hay más. Según nuestra ley de urbanismo, la densidad máxima de las zonas residenciales no debe superar las 70 viviendas por hectárea. Pues bien, en el ámbito de Talleres-Estación (32 has.), se prevén 2636 viviendas: una densidad de 82,37 viviendas por hectárea. Y en Argales (18,4 has.) otras 2536: una densidad de 137,8 viviendas por hectárea, casi el doble del máximo legal. Pero no se preocupen, que alguna trampa de ingeniería urbanística (de esas a las que nos tiene acostumbrados nuestro ayuntamiento) tendrán pensada para justificarlo. Una muestra de la falta de rigor y de respeto a la ley con que se actúa aquí. (Y Rogers, mudo).

Demasiada densidad, que condiciona el proyecto. Podía haberse planteado actuar también en otras zonas de la ciudad, con una propuesta global más elaborada, que implicase a otras áreas exteriores. Pero fuera del ámbito del soterramiento no se ha querido tocar nada, como si el plan general fuese sagrado (por favor, no se rían). ¿Es que no hay nada en la ciudad que deba ser modificado como consecuencia de esta actuación? ¿Ni siquiera para dar continuidad al bulevar más allá de su ámbito, por ejemplo? Parece que no. Con el Valladolid-Arena puede modificarse el plan general todo lo que haga falta, pero para la operación ferroviaria todo es intocable. Mal.

También considero criticable, como decía, la indiferente actitud de Rogers. Da la impresión de que no ha trabajado mucho este proyecto. ¿Ha venido a ver la zona alguna otra vez, además de cuando repitió su conferencia? No parece que se haya comprometido con la ordenación general de la ciudad, ni ha hecho valer su voz ante los cambios (a peor) que se han planteado. Y ni siquiera ha propuesto una ordenación pregnante, con fuerza, con algún tema urbano significativo. Al contrario, da la impresión de un pasar, una solución de compromiso. Ni siquiera el tema de la sostenibilidad está presente de forma significativa. Y aunque sea un detalle anecdótico, en su página web no se menciona este proyecto (aunque sí el de las bodegas de Peñafiel). Tampoco Valdechivillas, por cierto (y qué feo que actúe a la vez para la administración pública y la propiedad privada en la misma ciudad, haciéndose competencia). Rogers tiene proyectos recientes mucho más interesantes que el que propone para Valladolid (Almada, Viareggio, Southampton). Creo que no nos quiere.

Con todo, no pasará nada. Nada importa nunca. Quizá se pudiese mejorar la propuesta, pero para qué complicar las cosas. Parquesol, por ejemplo, es un desastre de planteamiento desde casi todos los puntos de vista urbanísticos que se quiera pensar (emplazamiento, relación –cuando se inició- con la ciudad, tipología urbanística, trazado de calles, etc.), y sin embargo todos estamos encantados. Por supuesto. También está la gente muy contenta en San Francisco con los tranvías subiendo y bajando por unas calles disparatadas. De forma semejante, si finalmente se construye lo que plantea Rogers todos estaremos tan contentos, habrá una nueva zona (lo nuevo siempre gusta), céntrica, con tiendas, con torres (las torres gustan siempre, y alguna quizá tenga un proyecto interesante), y con algún espacio urbano también atractivo (ya se habla de un concurso para la “plaza intermodal”). Es más: estaríamos tan contentos se hiciese lo que se hiciese. Todos contentos, qué bien va Valladolid, cuántas cosas buenas está haciendo este alcalde por nosotros. Viva Valladolid y viva León (de la Riva).

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