Comentarios en torno al best seller de George Lakoff No pienses en un elefante
John Berger ve a su madre en la imagen de una pobre anciana que alimenta a las palomas en una plaza pública (“Anciana con cochecito de niño”, en Fotocopias, Madrid, Alfaguara, 2000). George Lakoff nos invita a pensar en un elefante, aunque no queramos, al ordenarnos llevar nuestra mente hacia cualquier otra imagen. ¿Cómo conseguir que los responsables del urbanismo tengan presente al último ciudadano, a la mujer de las palomas? Quizá diciéndoles: "No pienses en tu madre".
Parece un libro de autoayuda para partidos políticos. Concretamente, para partidos de izquierda. El libro de George Lakoff No pienses en un elefante (Madrid, Foro Complutense, 2007) tiene ese aire, entre banal, sugerente y de sicología de aficionados propio de los libros de autoayuda (no lo es, no nos confundamos; sólo nos referimos al tono), tan inquietante. El capítulo 4º, sobre la interpretación social del ataque a las torres gemelas en 2001 y las metáforas de los edificios altos es interesante. Pero puede ser útil también todo el libro para nosotros porque entra de lleno en la forma en que se plantean las cuestiones cruciales del debate político. Por de pronto recuerda que si estás intentando cambiar las cosas, no basta con decir (o escribir) lo que piensas, sin más: hay que dar vueltas al contexto en que se inscriben esas afirmaciones. Insistimos: creemos que un resumen de sus recomendaciones como el que formulamos más abajo nos puede servir (convenientemente adaptado al urbanismo y a Europa; y teniendo siempre claro que se trataría de cambiar el sistema urbanístico en que nos movemos). Lo exponemos más o menos a su estilo.
1º. No uses nunca los “marcos” del urbanismo estándar.
Error habitual: Creer que basta con decir la verdad.
Comentarios de Lakoff: Hay que partir de la base de que todo el mundo tiene en la cabeza varios modelos, incluido el tuyo; y que de lo que se trata es de activar el que defiendes. Para lo cual no basta con exponerlo, sin más, sino que hay que hacerlo con el lenguaje adecuado. “Pensar de modo diferente requiere hablar de modo diferente”. Y recuerda el conocido caso de Nixon en el Watergate. Cuando habló en televisión dijo: No soy un chorizo, “y todo el mundo pensó que lo era”. Frente a las preguntas, “reenmárcalas para que encajen en tus valores y tus marcos. Puede resultarte incómodo, porque el estilo del discurso corriente requiere que contestes directamente a las preguntas que te han hecho. Eso es una trampa. Practica el cambio de marcos”.
Todo el urbanismo, de todas partes, es igual, o casi. En el fondo, todo el mundo parece compartir un único sistema, con distintas modulaciones. En lo que se pretenda transformar, habría que escapar de su lenguaje. Si hablamos del sistema de transporte o de los “bienes de interés cultural”, por ejemplo, ya estamos dentro de un sistema que ya nos ha atrapado: desde ese mismo momento somos unos chorizos. Solemos creer que la gente se rendirá ante nuestros argumentos porque son racionales y dicen la verdad. Pero no basta. “La gente no piensa de esa manera. Piensa mediante marcos”. Los conceptos no son cosas “que pueden cambiarse simplemente porque alguien nos cuente un hecho”.
2º. Céntrate en las “iniciativas estratégicas”.
Error habitual: Rechazar los grandes relatos. Desde el postmodernismo (o desde mayo) hay cierto rechazo entre la izquierda a pensar en términos globales.
Comentarios de Lakoff: “A diferencia de la derecha, la izquierda no piensa estratégicamente”. Una “iniciativa estratégica” es un plan para cambiar determinadas cuestiones en un área concreta. Si se eligen bien los temas de debate, se producirán efectos automáticos en otras muchas áreas. Lakoff pone el ejemplo de los recortes de impuestos: tratar este asunto, oponerse a los recortes implica actuar no sólo en la enseñanza, por ejemplo; sino también en salud, ayudas a los “sin techo”, el medio ambiente, etc. “De golpe, no queda dinero para nada de nada”. Hay que pensar globalmente y decidir cuáles son los temas estratégicos.
3º. Habla de valores.
Error habitual: Despreciar la inclusión de los valores de la familia en el discurso.
Comentarios de Lakoff: “Hay que hablar de valores. Nosotros tenemos que hablar de valores”. Este es un punto crucial en el libro del lingüista americano. Nos hace esta afirmación: “La gente no vota necesariamente por sus intereses. Votan por su identidad”. Y pone como ejemplo el voto obrero americano. “¿Cómo es posible que los pobres voten a Bush cuando les perjudica tanto?”, se pregunta. Y nos dice que la gente vota “por sus valores. Votan por aquellos con quienes se identifican (...). No es que la gente no se preocupe nunca de sus intereses. Y si su identidad encaja con sus intereses, votarán por eso”.
Una de las principales aportaciones del libro es la reducción de los dos sistemas básicos de pensamiento político que rigen actualmente en los Estados Unidos. Los asimila a dos modelos de familia: el del "padre estricto" (derecha) y el del "padre protector" (izquierda). No podemos explicarlos aquí, pero digamos sólo que tienen su gracia. Es una simplificación inquietante, pero que hasta cierto punto funciona. Del primero, dice, se deriva una moral competitiva y disciplinada en un mundo peligroso, del que se deduce que “es inmoral darle a la gente cosas que no se han ganado”, por ejemplo. El segundo, por su parte, hace hincapié en la “preocupación por los demás, la protección social, la comunidad y la cooperación, etc. (simplificamos demasiado, lo advertimos, pero se ve cuál es el tono y la intención).
4º. Repite las cosas.
Error habitual: Considerar que la repetición va contra la creatividad.
Comentarios de Lakoff: Para que los conceptos “se instalen en el cerebro” hay que repetirlos una y otra vez, salvo que se trate de actualizaciones o confirmaciones de ideas preexistentes, ya establecidas. “Hay que repetirlas una y otra vez, continuamente, y afinarlas, hasta que ocupen el lugar adecuado en nuestras sinapsis”. (Sinapsis es una palabra que procede de un término griego que significa "enlace". Alude a uniones especializadas que conducen el impulso nervioso sólo en una dirección).
5º. Respeta al adversario.
Error habitual: Creer que son gilipollas. Aunque muchas veces lo parezcan, casi nunca lo son (a veces sí).
Comentarios de Lakoff: “Nadie te escuchará si no lo tratas con respeto”. Y además, el mejor público es el de “los biconceptuales, los que utilizan los dos modelos en los diferentes aspectos de su vida”; un grupo de gente que, lógicamente, no verá bien que se maltrate a quien piensa de otra manera.
6º. Coopera con los amigos.
Error habitual: El mito del francotirador, qué bonita es la imagen del héroe que actúa por sí solo.
Comentarios de Lakoff: “Elévate por encima de tu modo de pensar y empieza a pensar y a hablar desde valores progresistas compartidos”. Hay varios “modos de pensar progresista: socioeconómico, de políticas identitarias, ecologista, libertario civil, espiritualista y antiautoritario”. Por eso recomienda “observar cuál de estos modos de pensar utilizas con más frecuencia” y abrirse después a los demás modos. Desde luego, y para lo que nos afecta, habría que empezar articulando los blogs amigos.
7º. Haz planteamientos positivos, nunca reactivos.
Error habitual: Estar más pendientes de oponerse a las propuestas del otro que de fomentar las propias.
Comentarios de Lakoff: No pueden plantearse “políticas reactivas, no proactivas”. No es posible estar siempre a la defensiva. Es una vuelta más del asunto de los marcos: “Puedes utilizar preguntas retóricas: ¿No sería mejor que...? Esta pregunta habría de elegirse para presuponer tu marco. Ejemplo: ¿No sería preferible que tuviésemos un presidente que hubiese ido a la guerra con un plan para garantizar la paz?” Una consecuencia inmediata (quizá una obviedad) es la necesidad de definir con claridad un modelo alternativo completo. Que se pueda exponer de un modo narrativo. (“Cuenta historias. Busca historias en las que tu marco se construya dentro de la historia”).
Decía al principio que si enuncias “No pienses en tu madre”, estás llevando al interlocutor, al lector, la imagen de su madre a la mente. Y que al hacerlo, cambiando las referencias, podría ser más fácil conseguir un diseño más amable, menos agresivo con las personas mayores. ¿Es una manera de cambiar los marcos? Es posible. Pero en cualquier caso, y definitivamente, este tipo de libros nos ponen un poco nerviosos. Y lo peor es que no sabemos en qué marco colocar estos nervios.
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