De cómo las críticas al Plan Rogers se tornan alabanzas en el diario El Mundo
Hace unos días solicitaron mi colaboración para el suplemento “Su vivienda” del diario El Mundo. Estaban preparando un número sobre “el proyecto del Nuevo Valladolid diseñado por Richard Rogers y Vidal&Asociados”, y se me envió un cuestionario sobre el tema, indicándome expresamente que “cualquier valoración crítica sobre el plan vendría muy bien”. Contesté a todas las preguntas y lo envié. Cuando he visto publicada la información (aquí) me he quedado (un poco) sorprendido. Lo que sin ninguna duda era una posición crítica acababa pareciendo justamente lo contrario (eso sí: levemente crítico, para que parezca más realista). ¿Por qué lo harán?
El cuestionario remitido era el siguiente: ¿Qué opinión te merece el proyecto? ¿Qué echas de menos en él? ¿Estimas adecuada la densidad de casas prevista? ¿Crees que existe una demanda suficiente en la ciudad para absorber los nuevos domicilios? ¿Consideras apropiado el precio del suelo? ¿Cómo valoras la mezcla de usos que es, según sus redactores, una de las razones de ser principales del plan? ¿Piensas que las nuevas zonas de oficinas y hoteleras atraerán a empresas? ¿Qué opinas de la nueva tipología de viviendas-estudio para los bajos de las casas? ¿Y de los tres tipos de residenciales establecidos según las zonas: manzanas, bloques y la torre en la actual estación de autobuses? ¿Es apropiado el 30% reservado a VPO? ¿Y la ubicación de estas viviendas? ¿Es cierto que en el barrio de Argales es dónde más casas se van a construir y no hay soterramiento? El hecho de que una de las características del plan sea su flexibilidad (establece alturas máximas, por ejemplo, pero no se mete en el diseño de los edificios en las parcelas), ¿es beneficioso para el promotor o peca de inconcreción y facilitará la heterogeneidad de las barriadas nuevas? ¿Crees que, al estar situada el área donde se intervendrá, liberada tras el soterramiento de las vías, en el centro de la ciudad (básicamente), será sólo un segmento de población con alto poder adquisitivo el que pueda optar a estas viviendas? ¿Qué tipología piensas que será la que más se promoverá?
Las respuestas fueron éstas: ¿Qué opinión te merece el proyecto? ¿Qué echas de menos en él? Conviene distinguir dos aspectos: el planteamiento de partida y la solución técnica. Respecto al primero, estoy totalmente en contra. A la más que cuestionable decisión de soterrar, presentada como solución universal al paso de los trenes en áreas urbanas, se añade la de financiar la obra casi exclusivamente con las plusvalías obtenidas por la recalificación de los terrenos ferroviarios (una superficie bastante amplia, en el caso de Valladolid). Lo cual tensa de forma insoportable e irracional el diseño urbano: hay que dedicar esos terrenos a los usos más rentables, sean o no los más adecuados para esas implantaciones, y construir en ellos el máximo número de viviendas posible, tenga o no tenga lógica urbanística, etc. Además se trata de una operación cerrada en sí misma. Es decir, que no se actúa sobre otras áreas de la ciudad, incluso algunas centrales y lindantes con el tren, que se van a beneficiar del soterramiento y no van a contribuir en nada a financiarlo. En fin, el planteamiento es un absurdo total.
Si atendemos a cómo ha respondido el equipo técnico (un equipo que públicamente ha dicho, por cierto, que también le parecía mejor opción la de no soterrar), creo que presentan una solución correcta, pero lejos de lo que lo que, por la envergadura del encargo y el nombre del autor, podía esperarse. Lo mejor: el tratamiento del “eje verde” que se propone sobre la actual traza del tren, en el tramo situado desde la estación hacia el norte. Lo peor: el barrio que proponen en Argales, al sur. Echo de menos una actitud más valiente por parte de los redactores, haciendo oír su voz y valer su autoridad frente al disparatado planteamiento municipal, y los sucesivos empeoramientos de que ha sido objeto.
¿Estimas adecuada la densidad de casas prevista? No. Creo que es excesiva. Debe tenerse en cuenta, en primer lugar, que se actúa sobre áreas urbanas ya muy densas. Esto no es la periferia de Londres. En segundo lugar, porque exceden, y mucho, del máximo permitido por la Ley de Urbanismo de Castilla y León. Y qué quieres que te diga: las leyes se hacen para cumplirlas, para que nos las creamos, y no para ver el modo de eludirlas. Y más aún si hablamos de la administración. Y en tercer lugar, si el propio equipo propuso hace dos años una densidad, no entiendo en base a qué análisis pueden justificar ahora que la densidad ha de ser mayor. Salvo que, como consecuencia de la crisis, haya que vender más pisos. Lo cual no es un planteamiento urbanístico, sino financiero.
¿Crees que existe una demanda suficiente en la ciudad para absorber los nuevos domicilios? En la ciudad están en marcha ahora, aparte de muchos otros suelos de menor superficie, cuatro grandes áreas urbanizables residenciales, de 100 a 400 hectáreas cada una. La mayor, por cierto, y aunque parezca extraño, está proyectada por el mismo Rogers, y tiene capacidad para 11.000 viviendas. Es una locura, se ha perdido todo el sentido de la medida. ¿Habrá demanda? Hoy por hoy no, desde luego. Ayer mismo el Ayuntamiento tuvo que renunciar a un convenio urbanístico firmado hace dos años por falta de compradores. Y se trata de un suelo urbano, muy bien situado, junto al río. Si no cambian las cosas, va a ser muy difícil vender todas las viviendas proyectadas.
¿Consideras apropiado el precio del suelo? Según lo que se entienda por apropiado. Para financiar la operación, los valores de repercusión que figuran en el estudio económico creo que son realistas. Lo que ya no está tan claro es que puedan venderse, por ese precio, y en los plazos previstos. Estiman que se van a seguir vendiendo en Valladolid entre 2600 y 4000 viviendas/año; y eso no se lo cree nadie. Y también es más que dudoso que el coste del soterramiento se limite a los 648 millones de euros que presupuestan.
¿Cómo valoras la mezcla de usos que es, según sus redactores, una de las razones de ser principales del plan? La mezcla de usos que plantean es, en mi opinión, y dicho sea con todos los respetos, la que no vale para nada. Mezclar en áreas centrales de una ciudad de tamaño medio como Valladolid, vivienda, comercio y oficinas no tiene ningún mérito: esos usos, en esa zona, se mezclan solos. Lo realmente significativo e importante hubiera sido mantener, al menos en parte, el uso productivo donde se encuentra, sin eliminar ese carácter en la zona de los actuales Talleres de Renfe, por ejemplo. Eso es lo que preconizaba el “urbanismo de la austeridad” en los años 80 y lo que recomiendan los informes europeos en los 90. Cambiar industria por vivienda, comercio y oficinas no tiene, insisto, ningún valor urbanístico, hoy por hoy.
¿Piensas que las nuevas zonas de oficinas y hoteleras atraerán a empresas? Supongo que sí. El área de negocios que se propone en el proyecto, junto a la nueva estación, puede llegar a ser atractiva, sin duda. ¿Qué opinas de la nueva tipología de viviendas-estudio para los bajos de las casas? Me parece muy bien. Admitir viviendas dúplex, de forma que se destine la planta inferior a despacho profesional, taller de arte o artesano, etc., y la alta al espacio residencial es una buena solución para las plantas inferiores en que no se establezca comercio.
¿Y de los tres tipos de residenciales establecidos según las zonas: manzanas, bloques y la torre en la actual estación de autobuses? Aquí tengo más discrepancias. Las manzanas están bien planteadas, tanto en tamaño como en composición, y forman un tejido muy correcto. Los bloques, que tienen una disposición bonita, con desarrollos en línea o en abanico interesantes, son, sin embargo, demasiado altos. Van a construirse unas pastillas enormes que pueden resultar un tanto apabullantes (como se ve, ya aparecen los efectos de la presión de la edificabilidad que hay que meter con calzador en cada zona). Y respecto a las torres, peor aún. No están bien situadas, no se justifican por su emplazamiento ni crean un entorno adecuado a su altura. El paisaje urbano que promueven resulta demasiado esquemático. Una vez más, y sin ninguna duda, la presión de los metros cuadrados que hay que sacar.
¿Es apropiado el 30% reservado a VPO? ¿Y la ubicación de estas viviendas? El 30% es el mínimo legal. No pueden poner menos. En ningún momento se justifica esa cifra en función de las necesidades de la ciudad. Y el problema es que existen necesidades de vivienda, especialmente para hogares con rentas que incluso no alcanzan a las viviendas protegidas, que no se atienden. Resulta sangrante que una administración pública ponga en el mercado esa cantidad de suelo en el centro de la ciudad y su compromiso social sea tan cicatero. Y respecto a la ubicación, te lo puedes imaginar: la mayor parte irán al peor sitio: a Argales. ¿Es cierto que en el barrio de Argales es dónde más casas se van a construir y no hay soterramiento? Cierto. Sorprendente, pero cierto. Para financiar el soterramiento del tren en una parte central de la ciudad se propone construir un nuevo barrio, con la mitad de las viviendas previstas, junto al ferrocarril en una zona donde no se va a soterrar. Es un sinsentido.
El hecho de que una de las características del plan sea su flexibilidad (establece alturas máximas, por ejemplo, pero no se mete en el diseño de los edificios en las parcelas), ¿es beneficioso para el promotor o peca de inconcreción y facilitará la heterogeneidad de las barriadas nuevas? En este aspecto los redactores han hecho lo correcto. El planeamiento urbano tiene que saber llegar al punto adecuado, sin diseñar más de lo necesario y sin quedarse cortos (efectivamente, como en las siete y media). Y aquí lo hacen bien. Proyectar edificios a escala 1:1000 no tiene sentido. Basta con establecer adecuadamente sus parámetros, sus condiciones. La heterogeneidad (o mejor la diversidad), dentro de un orden determinado (con las alturas máximas, volúmenes máximos, características compositivas, etc., ya definidos) no es una limitación, sino un valor.
¿Crees que, al estar situada el área donde se intervendrá, liberada tras el soterramiento de las vías, en el centro de la ciudad (básicamente), será sólo un segmento de población con alto poder adquisitivo el que pueda optar a estas viviendas? Hay cuatro zonas donde, según el proyecto, se van a concentrar las nuevas viviendas. En las áreas de Talleres, Ariza y actual Estación de Autobuses, van a ser viviendas caras, sin duda. Y en la zona de Argales, no tengo ni la menor idea de quién va a ser tan masoquista de irse a vivir a un área densa, alejada, casi sin accesos y cuyo espacio público principal va a ser una plaza situada debajo de un viaducto que cruza las vías; cuando la oferta de viviendas es, y lo va a ser aún más, enorme. ¿Qué tipología piensas que será la que más se promoverá? Realmente no pueden sustituirse unos tipos por otros. Están prefigurados en la ordenación. Y tampoco queda mucho margen para pensar qué zona saldrá antes o después, ya que también está establecido en el plan de etapas.
La selección publicada de esta entrevista fue: “Los autores del plan (...) hacen hincapié en una novedosa tipología que, junto a las casas libres y protegidas, para jóvenes, los 'lofts' y los domicilios destinados a mayores -distribución prevista- se ha diseñado para los bajos: un híbrido de residencias ligadas a una actividad profesional liberal, taller o despacho. Es la `vivienda-estudio´, como recalcan Marta Cumellas, de Vidal y Asociados, y María Álvarez, de Idom. Se trata de `una buena solución para las plantas inferiores en las que no se establezca comercio´, según el arquitecto Manuel Saravia, quien, por el contrario, considera `cicatero´ el 30% legal de VPO establecido”. ¿Ya está?
Pues no. Mi posición no es favorable al proyecto, por mucho que las “viviendas-estudio” puedan parecerme simpáticas. ¿Para qué pidieron “valoraciones críticas”? Sé que no es fácil resumir, pero este inconveniente no es suficiente justificación para volver del revés la posición de un entrevistado. Y también convendría advertir que responder a un cuestionario así lleva su tiempo. La redactora ha sido en todo momento muy amable, es cierto. Y lo agradezco. Pero el resultado tergiversa mi posición. ¿No se podían plantear críticas de fondo?: muy mal por El Mundo.
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