Una disciplina, un art du déplacement y freerunning que da que pensar al urbanista
Es una gozada. Verlo y (suponemos) practicarlo es emocionante (saltos inverosímiles), sencillo (cómo no se nos habría ocurrido antes), vibrante (peligroso, aunque lo nieguen), liberador (quién ha dicho por dónde hay que moverse). Ahí están los amantes de la línea recta: si voy de aquí allá, ¿por qué debo rodear esa casa? Para ellos todo es paisaje: rocas y edificios, todo es lo mismo y un único paisaje. Desprecian caminos, escaleras, rampas y ascensores. No envidian ni a Spiderman ni a Catwoman. Anónimos (casi siempre) artistas de la gimnasia extrema, hacen uso como nadie de la ciudad.
El parkour consiste en moverse, sobre todo en el medio urbano, saltando o escalando los obstáculos del recorrido elegido “de la forma más fluida y eficiente”, y sin ningún instrumental de apoyo. Para ejercitarlo es necesario, obviamente, estar en muy buena forma física y tener gran capacidad de concentración. Los practicantes se llaman “trazadores”, porque deciden su camino al margen de los recorridos “ya trazados” anteriormente por otros. Para denominar esta disciplina (deporte, juego) se utilizan varios términos, aunque el más extendido parece ser el de parkour, derivado del francés parcours, recorrido. También este "arte del desplazamiento" se conoce como Yamakasi, otro neologismo que se dice procedente de la banlieu, las afueras o suburbios franceses. Su etimología podría ser "Ya-masaki", que significa "hacerse fuerte" en lingala, la lengua bantú. Cuando se exacerban las acrobacias se denomina freerunning. Y si queremos citar a uno de los principales grupos parkour en lengua española (mexicano), podemos hablar de Monos Urbanos. Tienen sus personajes míticos: David Belle, Sebastien Foucan, Kazuma y unos cuantos más. Y cuentan con una película ejemplar: la titulada precisamente Yamakasi. Les samouraïs des temps modernes (los samurais de los tiempos modernos), escrita y producida en 2001 por Luc Besson. Sus practicantes han elaborado toda una técnica bastante desarrollada, con denominaciones específicas. Pueden verse los movimientos básicos en esta parkourpedia.
Esta forma de considerar la ciudad entera como campo de juego contrasta con la idea, tantas veces planteada, de distribuir por todo el espacio urbano una serie de espacios deportivos, abiertos y accesibles a todos, para la práctica de deportes individuales o de equipo. Pistas y espacios más o menos formalizados para poder jugar al frontón (ahí tenemos la plaza de los Fueros, en Vitoria, como ejemplo prototípico), el baloncesto (tantas veces en las películas americanas), ping-pong (esas mesas fijas en los parques), tenis, gimnasia, bailes. Incluso piscinas o áreas de baño de libre acceso. Al aire libre (los más) o cubiertos, tanto en las vecindades como en los espacios de trabajo se han venido reclamando este tipo de espacios. Es una reivindicación antigua de calidad urbana que no ha perdido, en absoluto, vigencia.
Pero la imagen de los muchachos del parkour nos sugiere una nueva visión del tema, que de alguna manera relativiza la necesidad de aquellos equipamientos. No la elimina: la matiza. Por supuesto, la mayoría de la gente ni puede ni quiere jugar al riesgo de los trazadores. Pero en cualquier caso hemos de valorar en ellos esa mezcla de libertad y voluntad: tenacidad de moverse, saltar, hacer deporte y juego; y libertad de organizárselo a su antojo. O dicho de otra forma: si no se hace deporte en la ciudad es en parte porque no resulta fácil, pero sobre todo porque no se quiere. (O al menos hoy lo vemos así).
No hay Comentarios/Pingbacks para este post...
otros contenidos de urblog relacionados con urbanismo y derechos humanos, democracia, territorio, paisaje, suburbios, economia urbana
_______________________
código original facilitado por
B2/Evolution
|| . . the burgeoning city . . || . .
la ciudad en ciernes . . || . .
la ville en herbe . . ||