¡Ya están aquí!
Marcelo Ertorteguy y Sara Valente se licenciaron de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela en 2005. Tras un brillante posgrado en la Universidad de Columbia (Nueva York), se asentaron en la ciudad para trabajar como arquitectos (algo que en los tiempos que corren no tiene nada de obvio) y progresar en su investigación sobre las relaciones entre espacio y resonancia, lo que ha terminado por conducirles a realizar instalaciones e instrumentos sonoros habitables, de extraordinaria aptitud para integrarse activamente en nuestro ambiente urbano. Sara y Marcelo se llaman como una de sus creaciones, Stereotank.
Sin acritud.
1. Google ha derivado de su servicio de cartografía una aplicación, Google crisis map, que habilita el acceso a información esencial para la prevención, seguimiento y apoyo comunitario ante situaciones de riesgo, emergencia o desastre. Utiliza la imagen de satélite y vuelos actualizados, incorporando con puntual regularidad los datos relativos al fenómeno de que se trate y su impacto, así como todas las referencias relativas a medios de socorro y apoyo en la localidad.
Tres deseos.
1.
Snoopy presta toda atención posible a cuanto marca la máquina de escribir, lanzando su novela de misterio a partir del victoriano Bulwer-Lytton: “Era una noche oscura y tormentosa”, sentencia que aprovecharía W. W. Jacobs (y muchos más) en “La pata del mono”, solo que su noche será fría y acuosa. Doscientas catorce palabras después, Snoopy lo habrá conseguido; igual que Stephen Fowler al adoptar el título de espeluznante memoria a la hora de establecer su librería de viejo en Toronto: The Monkey`s Paw.
Salvad la bahía: Providence, Rhode Island.
El Laboratorio Público para la Ciencia y Tecnología Libres (Public Laboratory for Open Technology and Science, PLOTS) representa un colectivo que desarrolla herramientas de acceso universal para la investigación y la exploración ambiental. Para ello difunde aplicaciones tipo “hágalo usted mismo” (DIY) de bajo coste, cuya experiencia motive a los usuarios a un perfeccionamiento y constante recreación de la relación humana con el entorno. Se trata de un ejercicio cívico de la ciencia, a través del cual se enriquece la habilidad de la sociedad para identificar, analizar, concienciar y responder a cuanto afecta al medio ambiente.
Ante las Jornadas de construcción con balas de paja (Valladolid, 12-13 de marzo de 2010)
Se trata de la historia de tres simpáticos cerditos, que eran hermanos y tenían cierta gracia. Walt Disney, con su habitual desparpajo, la explotó comercial e ideológicamente a tope. Pero tanto él como sus antecesores falsearon los datos verdaderos, porque intentaban inculcar en los niños la idea de que hay que trabajar mucho, y tener casas de las que hacen habitualmente los promotores inmobiliarios, para ser gente respetable y estar a salvo de los depredadores (a salvo incluso del lobo: no decimos más). Todos sabemos que las cosas no son así, pero el cuento tuvo cierto éxito. Ha llegado el momento, sin embargo, de contar la verdadera historia de los tres cerditos (extremeños casi con total seguridad, para más señas).
Avalancha de propuestas de ciudades verticales
Todo el mundo sabe, o al menos intuye, que la ciudad vertical es de derechas; y que las megatorres del tipo Biónica, Sky City o similares, de extrema derecha. Nos parece estupendo que se hagan sitio en la prensa y nos vendan la idea de que con estos modelos de máximo control (y superinteligentes, por supuesto), vamos a ser felices del todo. Vale. Pero paren un poco y tómense una tila, que les va a dar algo.
Artículo publicado el 1 de diciembre de 2009 en El Norte de Castilla
La implantación del coche eléctrico parece que esta vez va en serio. Varias empresas están desarrollando modelos y prototipos (eléctricos puros o híbridos): PSA Peugeot-Citroën (el BB1), Nissan-Renault (el pequeño Twizy, el Zoe y alguno más), Mitsubishi (el i-Miev), Opel (Ampera), Toyota (Prius), etc. Algunos gobiernos nacionales (Israel, Japón, Reino Unido, Alemania, Suecia, Dinamarca o España, entre otros) lo apoyan sin reservas. También muchas ciudades quieren impulsarlo (Valladolid y Palencia, sin ir más lejos), y prevén la instalación de puntos de recarga de baterías, o los eximen del pago del peaje para entrar en el centro (como en el caso de Londres). Y tampoco es desdeñable el apoyo de la Comisión Europea. Para la mayor parte de la prensa (que los llama “automóviles limpios”, y cosas semejantes) todo son ventajas. Y existen programas, más o menos creíbles, que fijan techos y cantidades. Por quedarnos con algunas cifras, se habla de que en 2020 podrían ser eléctricos el 8% de los vehículos que circulen por el mundo; y el ministro Sebastián prevé que unos años antes, en 2014, haya más de un millón de estos coches en las calles y carreteras españolas.
Cinco ejemplos de Practical Action
Digámoslo de forma contenida: el Banco Mundial y las grandes organizaciones no van a poder, por sí solas, resolver las graves carencias que presentan la mayoría de los entornos urbanos de los países pobres. Y aunque en los Objetivos del Milenio se plantearon metas muy moderadas, ni siquiera parece que vayan a conseguirse. Resulta, por tanto, pertinente insistir también en otro tipo de líneas de actuación, de pequeña escala, fundadas en la participación de la gente y la tecnología apropiada, poco agresiva, “intermedia” entre los métodos más elementales y la supertecnología de los países ricos.
Los libros del economista alemán E. F. Schumacher, releídos ahora, treinta años después
Ernst Friedrich Schumacher (1911-1977) alcanzó gran notoriedad en los años 70 del pasado siglo. Desde entonces se le reconoce como un gran impulsor de los movimientos ecológico moderno y de justicia global. Escribió pocos libros: Lo pequeño es hermoso (Madrid, Blume, 1978; el original inglés es de 1973); Guía para perplejos (Madrid, Debate, 1981; or. de 1977); y El buen trabajo (Madrid, Debate, 1980; es una recopilación de conferencias). El estilo de sus escritos es peculiar. Hace gala de un curioso sentido del humor, y con frecuencia aparecen citas de la Biblia (muy pesado, la verdad, dicho sea con cariño). Trata de casi todos los temas habidos y por haber; pero siempre presididos por su formación de economista y por la idea de crisis (crisis de todo: económica, ecológica, cultural, de valores, de todo). Y aunque algunas de sus referencias han quedado obsoletas, su vigor y vigencia son innegables. Repasemos algunos de sus puntos de vista, tomados de los libros antes citados.
Notas sobre aspectos técnicos, legales y culturales de esos espacios de tinieblas
Seguramente hay que bajar alguna vez. Pero mejor cuanto menos tiempo estemos en la soledad de las tinieblas. Sólo como excepción, no como hábito. Por algo Sábato tituló su obra sobre la maldad El túnel: allí procrea la oscuridad sus frutos. Es verdad que también conocemos una imagen aérea y amable: túneles de yedra y hojarasca que hacen el jardín ameno. Pero nos interesa hablar ahora de la versión profunda del entubamiento, no de la musical. De lo subterráneo. Del “espanto de la tierra terrible” (Neruda). De esa “Balada del subsuelo” de Murena: “Bajamos al viscoso subterráneo / donde serpea el aliento fatal / de la fiera”. Patético, sí. Pero hoy las tuneladoras trabajan sin cesar.
Entre los gadgets urbanos más simpáticos están las pantallas electrónicas LEDs (Diodos Emisores de Luz). Tienen un pequeño inconveniente: son carísimas (un millón de euros por cada 300 m2, calculado aproximadamente y en globo). Pero por lo demás, fantásticas. De día y de noche.
Comentarios al estudio de la OCDE Infrastructure to 2030
Veamos. Lo primero, las palomas mensajeras (palomas bravas entrenadas para volver a su palomar desde muy lejos, llevando mensajes en sus patas). Están en la Biblia, en los griegos, en los árabes, y llegan activas hasta el siglo XX. Después, las señales de humo (de ahí procede el nombre del municipio vallisoletano de Tordehumos) o el telégrafo óptico. Las postas, el correo, otros sistemas de telegrafía, el teléfono. La red de transmisión por cable (de cobre, de fibra óptica). Las antenas. Los satélites (el primer satélite de comunicaciones, el Telstar 1, se puso en órbita en 1962). Es un progreso continuo desde hace siglos, pero en las últimas décadas queremos verlo como algo radicalmente novedoso que nos va a transformar profundamente, dicen, el espacio urbano y el rural, los transportes, la enseñanza, la vida. ¿Será para tanto?
La palabra Aynadamar procede del árabe Ayn al-Dam: Fuente de las Lágrimas. Es el nombre antiguo de un manantial que hoy se conoce como Fuente Grande. Está en la sierra de la Alfaguara, a 10 kilómetros de Granada. Es viejo, pero continúa manando agua ("exquisitas aguas", decía Madoz). Con él se abastecía la capital nazarí, y de hecho fue la primera fuente de la que bebió la ciudad. De día irrigaba su espacio agrícola, de noche llenaba los aljibes urbanos (así lo cuenta Carmen Trillo en Una sociedad rural en el mediterráneo medieval: el mundo agrícola nazarí, un precioso trabajo publicado primero en Studia Historica. Historia Medieval, 18-19, 2000-2001, de la Universidad de Salamanca, y luego en varias ediciones en Granada). Y así pensaban los árabes entonces: aprovechamiento minucioso del agua, aunque sea poca. Diría más: mejor si es poca, pero administrada con responsabilidad y cuidado, casi con mimo. Sabemos que hay problemas de agua graves, gravísimos, y que habrá más. Faltan las lluvias, llegan las lágrimas. ¿Qué puede hacerse desde el urbanismo? ¿Es únicamente un problema de infraestructuras? ¿Cuestión de reparto de lo que hay? ¿Tecnologías de desalación? Desalar qué: ¿el mar o las lágrimas?
Luna, con mayúsculas y con minúsculas.
Recibimos las noticias de la conquista del espacio (se dice así, ¿no?) con una tranquilidad pasmosa. Pero ¿no era la misión de nuestro tiempo? ¿Cómo somos tan inconscientemente indiferentes? Aquí, en urblog, estamos con ellos, con los pioneros del espacio. Adelante, chicos. Recientemente hemos leído que el pasado lunes, 11 de febrero de 2008, un módulo europeo, el Columbus, se ha integrado a la Estación Espacial Internacional (ISS, en sus siglas inglesas). Y no hemos podido evitar saltos de gozo. Nos interesa tanto lo que hacen que no dejamos de preguntarnos: ¿cómo viven allí arriba, cómo piensan vivir más adelante en la Estación Espacial del Quinto Pino? Y nos surgen algunas preguntas de “urbanismo comparado”: si en el espacio pueden vivir durante varios meses un grupo de astronautas (ya mayorcitos), apiñados en un puñado de metros, ¿por qué aquí abajo un joven, al cumplir más o menos los 25 años, necesita un piso de 90 m2 para sobrevivir?
Algunos aspectos técnicos de su generalización y sistematización en la ciudad
Un tema de moda, y que dará mucho más juego. Conocemos algunos proyectos históricos de elevadores urbanos espectaculares (Lisboa, Bahía, Valparaíso), y otros recientes, muy singulares (Toledo). Nuevas propuestas muchas veces vinculadas al turismo, pero también a la mejora del confort cotidiano de algunos barrios. O como parte de una accesibilidad sin barreras. Hay múltiples actuaciones proyectadas, en marcha o recién inauguradas. Sólo en España los vemos en Sagunto (plaza Travessa), en Cuéllar (calle Hojalatas), en Madrid (por ejemplo, en el distrito de Tetuán, entre Dulcinea y Artistas); y en muchos más lugares. Pero sobre todo en el País Vasco y Navarra.
Recordando a Hassan Fathy y su libro Architecture for the Poor.
El título de esta entrada, tan significativo, lo hemos tomado del blog de arquitectura unopuntoseiscientosdieciocho. Porque esa fue la intención de este arquitecto egipcio que nos interesa especialmente. Su vida puede consultarse en wikipedia. Su obra, en boomer-cafe. Su imagen, aquí. Y alguno de sus escritos puede bajarse desde ArchNet. Pero su trabajo más conocido es el de proyecto y edificación de una nueva población en el Valle de los Reyes: Nuevo Gourna, parcialmente construido entre 1945 y 1948 "para el reasentamiento de ladrones de tumbas". Su popularidad internacional le llegó gracias al libro que Fathy publicó en francés en 1969, donde explicaba detalladamente el proyecto anterior, las ideas que lo inspiraron y los problemas de todo orden que surgieron en su construcción. El libro se tradujo más tarde en Chicago, y se publicó con el título definitivo de Architecture for the Poor: An Experiment in Rural Egypt (University of Chicago Press, 1976), donde se defiendía con persuasión el uso de una “tecnología apropiada”.
otros contenidos de urblog relacionados con urbanismo y derechos humanos, democracia, territorio, paisaje, suburbios, economia urbana
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