Mood Indigo.
Siempre andamos buscando la sustancia del aire, de eso vivimos. Cuando se suscitan, como en el anterior post, cuestiones graves como las ocupaciones israelíes en Cisjordania, es natural procurar compañía o referencia, pero en el espacio disciplinar de lo urbanístico (las Escuelas de Arquitectura, los Colegios Profesionales) resulta poco menos que imposible. Cierto es que todo anda muy mal, y que la composición y defensa del propio domicilio apenas deja tiempo para entender de lo que nos parece ajeno. Pero también aquí se nos priva poco a poco del espacio, y de la vida que este es capaz de suscitar. Sin embargo, la reacción guarda cada vez la misma forma: cóncava. No sabemos si por reserva, sigilo o afasia. Y seguro que hay quienes se están dejando su existencia en que haya voz. Pero el problema es ese: no lo sabemos, no trasciende.
Cómo se sale.
“Sin embargo, yo no sentía nada de eso. Tan solo una infinita tristeza, pensando en las miles de vidas que, de algún modo, acabábamos de segar. Angustia, pensando en que todos los de abajo no eran muñecos de trapo, sino personas que algún día habían tenido vida y sueños propios, y que no se merecían haber acabado así. Desolación, pensando en que solo por circunstancias y azar no había terminado yo como la mayoría, como uno de los innumerables No Muertos”. De “Apocalipsis Z” (Manel Loureiro, 2007).
En el patio de manzana.
La Academia de Planeamiento Urbano (AUP) de Brooklyn surgió gracias a un programa de rehabilitación de varios centros docentes obsoletos (High School, nivel de nuestra Secundaria y Bachillerato) sobre los que se constituyeron pequeños espacios experimentales de vocación monográfica, buscando una mayor implicación del alumnado a través de opciones disciplinares más atractivas e inmediatas. Su alcance territorial es eminentemente local, orientado al servicio de los vecinos del distrito de Central Brooklyn, tradicionalmente deficitario en oportunidades de formación de alta calidad. Abrió en otoño de 2003 con una matrícula de 125 estudiantes, cifra que en estos momentos es prácticamente del cuádruple.
En sus manos nuevos materiales
Llevamos años con esto, más de diez, tan convencidos que parecemos enajenados por todas las calenturas de la estupidez: un recorrido que alcanza más de la mitad de la geografía institucional española, y una porción significativa de la no oficial. Y es que antes de la crisis, la ciudad no se consideraba un problema; antes bien, representaba el inagotable recurso de nuestra prosperidad, así que mejor no perturbarla. Ahora nadie sabe qué hacer con ella, y en consecuencia ha dejado de ser estimada un bien en el que merezca la pena invertir: emplear, gastar o colocar un caudal, o tiempo. En la ciudad.
Aquella Junta de Arquitectura Escolar
Definitivamente, nuestros abuelos eran distintos a nosotros. Quizá estemos equivocados, pero resulta difícil pensar que hoy podría redactarse un texto como la “Instrucción técnico-higiénica relativa a la construcción de Escuelas” de 1905. No sólo por el contenido, obviamente. Sino por el tono. Era entonces Ministro de Instrucción pública y Bellas Artes Carlos María Cortezo, y la exquisita instrucción, que tenía por objeto “condensar las opiniones más autorizadas y admitidas entre pedagogos é higienistas respecto á los múltiples puntos relacionados con la Escuela primaria, y especialmente en lo que afectan á la construcción de nuevos edificios escolares”, acompañaba a un Real Decreto que dirigía la competencia de construcción y mantenimiento de las escuelas públicas a los ayuntamientos. Como decíamos, el tono, la forma de argumentar y el contenido mismo de sus recomendaciones resulta hoy, por su rareza, singularmente atractivo.
Comentarios de un artículo de Agustín Hernández Aja sobre los estudios de doctorado
Podrán hacerse muchas críticas al texto de Agustín Hernández Aja que adjuntamos (procedente de las Jornadas 3IAU, Escuela TS de Arquitectura de Madrid, mayo 2009), que analiza la situación actual del doctorado universitario. Pero no se le podrá achacar, en modo alguno, la falta de impulso, tono, vitalidad. Podrán decirse muchas cosas buenas de la mayor parte de los textos oficiales que defienden el actual sistema de doctorado o proponen “mejoras”. Pero nunca, en ningún caso, que no son un muermo intragable. Lo cual, en ambos casos, podría ser algo anecdótico, poco relevante, circunstancial. Pero no lo es.
Dos libros recientes del Proyecto Ecocity
El pasado año se publicaron en España los dos libros del Proyecto Ecocity titulados Manual para el proyecto de ecociudades en Europa (Libro I: un lugar para vivir mejor; y Libro II: cómo hacerla realidad). Los coordinadores son Ph. Gaffron, Gé Huismans y F. Skala, y está editado en Bilbao, Bakeaz, 2008. La edición original se publicó en inglés en Viena, el año 2005. Y debe decirse que se trata de un trabajo asumido oficialmente tanto a nivel europeo (fue patrocinado por la Comisión Europea) como español (lo presenta la Ministra de Vivienda, Beatriz Corredor). Los responsables de Ecocity en España son Isabela Velázquez y Carlos Verdaguer. Tomemos una serie de notas y apuntes del primero de los libros.
Dilo pronto
Un viejo estudio (D. H. Lloyd, 1968) evaluaba el rendimiento de profesor y alumno durante los 55 minutos que dura una clase, conferencia o lección. Si se hace un gráfico de doble entrada, y en el eje de abcisas ponemos el tiempo en minutos, y en el de ordenadas el porcentaje de rendimiento, vemos que el rendimiento 100 se alcanza para el profesor a los diez minutos, aproximadamente; y para los alumnos, a los veinte. Mientras que entre los 40 y 50 minutos están los porcentajes más bajos para ambos (60-50%). Conclusión: olvídate de plantear la clase como una intriga que se resuelve al final. Si has de decir algo importante, dilo pronto.
Notas para el plan de estudios de Arquitectura
Nos encontramos, todavía, con muchísimo retraso, elaborando el nuevo plan de estudios de Arquitectura de la Universidad de Valladolid. El debate está enconado, pero no por los contenidos, sino por los créditos. Ciertamente, con el diseño previsto para la elaboración de los planes de estudio (ley 4/2007, RD 1393/2007, Orden ECI/3856/2007 y acuerdos de la Universidad de Valladolid de 27/09/2007 y 30/04/2008) no resulta fácil encauzar la discusión sobre los contenidos, por cuanto se propone pasar casi directamente desde el enunciado general de competencias que deben atenderse en la titulación a la definición de las actividades formativas de cada asignatura. Sí, en teoría también hay que definir la materia y el módulo. Pero en la práctica esos dos pasos resultan de trámite, una vez se hayan conseguido, por los gladiadores de cada departamento, los créditos necesarios en la arena del anfiteatro.
Tres comentarios al “programa fundamental de estudios” de George Steiner
“Una fachada puede cantar”, escribió Paul Valery y George Steiner nos lo recuerda ahora (en “Cuestiones educativas”, Los libros que nunca he escrito, Madrid, Siruela, 2008). Una frase que se incluye en la defensa de un programa básico de estudios, donde la arquitectura y el urbanismo constituyen uno de los cuatro ejes fundamentales, junto a las matemáticas, la música y la biología molecular y la genética. Un nuevo quadrivium que nos sugiere tres comentarios.
Y en Facebook, por qué no
Lo peor de las tutorías, con mucho, es el ambiente. Es verdad que no se sabe muy bien para qué sirven: por ejemplo, en el artículo 187 de los Estatutos de la Universidad de Valladolid (de 2003), se establece escuetamente que se trata de un derecho de los estudiantes universitarios, quienes contarán con “asistencia y orientación en su formación mediante un sistema de tutorías”. No se sabrá para qué sirven, pero sí parece haber certeza sobre dónde han de desarrolarse. Pues todo el mundo parte de la base, y lo da por hecho, que deben llevarse a cabo en los despachos de los profesores. ¿Estamos seguros de que ha de ser así?
A propósito de una antigua conferencia de Gadamer sobre educación
"Ahora puedo verlo muy claramente en las universidades. Allí tenemos clases gigantescas a las cuales asisten centenares de estudiantes. Ni el profesor puede reconocer al alumno dotado ni se pueden reconocer entre sí los que congenian. Es un ajetreo desesperante". Efectivamente, Hans-Georg Gadamer estaba ya bastante mayor cuando dictó la conferencia de la que se ha extraído la cita (publicada con el título de La educación es educarse, en Barcelona, Paidós, 2000). De hecho, tenía 99 años. Quizá con menos años lo que entonces veía como ajetreo podría parecerle intensidad, vidilla. ¿Sí?
Lo que salva es la mirada
Desde hace tiempo venimos reivindicando la idea de ciudad como pantalla blanca: “La ciudad como pantalla de cine, donde la acción transcurre sin que el soporte adquiera ningún protagonismo. Una ciudad calma, como un regalo, donde cada cual se entrega a su vivir” (una imagen que tomamos prestada de Jaume Vallcorba, editor de El Acantilado y Quaderns Crema; la cita procede de Ciudades civilizadas, Valladolid, Escuela de Arquitectura, 1999, p. 455). Mas ¿cómo enseñarla? Leemos el último de los capítulos del libro de Aurelio Arteta titulado La virtud en la mirada (Valencia, Pre-textos, 2002), dedicado precisamente a la enseñanza, por ver si nos puede ser útil.
Expuestas por José Ángel Valente en Insula, Madrid, septiembre de 1966.
Hay tres ideas de María Zambrano sobre la enseñanza (escritas de su mano, o inducidas por sus escritos) que tienen un enorme poder de atracción y sugestión; y que intentaremos aplicar a la enseñanza del urbanismo. La primera: "En cierto modo, la acción del maestro es la creación de un vacío fecundo o de una soledad propicia a la revelación, a la manifestación del propio pensamiento, es decir, a la creación de una libertad". La segunda: "No ser o no haber sido discípulo es una forma, a veces difícilmente compensable, de orfandad; serlo en exceso, es decir, convertir el discipulado en perpetuo usufructo, una forma más o menos brillante de parasitismo". La tercera: "El pensamiento escrito de María Zambrano tiende más que a exponer (...), a crear un espacio habitable, un ámbito de contemplación". Vamos a rodearlas.
Ahora que está en proceso de reelaboración (como casi siempre) el plan de estudios de Arquitectura
“La práctica profesional específica de los urbanistas consistirá en relacionar formas de conocimiento con formas de acción en el dominio público. Para lograr su propósito, la enseñanza del urbanismo debería, por lo tanto, ser capaz de proporcionar el tipo de técnicas que no sólo permitirán a los estudiantes adquirir los conocimientos relevantes, sino también hacerlos capaces de usar ese conocimiento para `conseguir que las cosas se hagan´, en medio de una diversidad con una amplia gama de intereses en juego”. Esta cita (extraida de un artículo publicado en Urban) es de Simin Davoudi y David Whitney, ambos de la Leeds Metropolitan University.
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