La foto es reciente. Intenta ofrecer una semblanza de la encantadora "niebla" que se llevó a Beijing estos días. Los amos últimos de nuestra deuda (y, según algunos, de todo lo demás), consiguieron alcanzar un Índice de Calidad del Aire (AQI) de 755, treinta veces superior al indicado por la Organización Mundial de la Salud como soportable por un ser humano. Las escalas normalizadas no superan los 500, y solo para señalar que rebasar un AQI de 300 es peligroso para la población en general. A esta inspiración del día a día no le falta de nada: ozono, dióxido de azufre, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, y partículas de ácido, metales y alérgenos.
Acaban de considerar controlado el fenómeno, dejándolo en un AQI de unos 500, próximo a lo que allí se considera "normal". Podemos ¿respirar? aliviados: la máquina sigue disponiendo de carne de cañón, ávida de progreso, mientras desde aquí admiramos envidiosos su gallina.
(Los datos proceden del medio chino Xinhua, de la embajada norteamericana en Beijing, y del grupo de periodismo ambiental independiente "The Climate Desk").
Pido disculpas por un post tan personal. Todos lo son, obviamente. Pero resulta difícil negar que en estos casos exponer intimidad supone un lance de apropiación, algo de confiscación singular de los atributos del lugar, esta bitácora. Pudo más la voluntad de hacer honor a un urbanista honesto, cuya prematura desaparición es motivo de tristeza, y que tal honor, y su recuerdo, se suscitara aquí. Pienso que no hay mejor sitio.
Poner distancia en su evocación fue imposible. En fin, creo que ahora está a salvo. (Gracias)